3 mujeres compositoras

Siempre que pensamos en grandes compositores nos vamos a Bethooven, Listz, Chopin, Bach, etc,  pero no solemos pensar en mujeres, y lo cierto es que a lo largo de la historia ha habido grandes compositoras. En este artículo hablaremos de tres de ellas: Hildegard von Bingen, Cecile Cheminade y Clara Wieck Schumann.

Hildegard von Bingen fue una mujer nacida en el siglo XII, el medievo, una época machista donde ella se abrió un hueco en ese mundo pensado para hombres. Con 14 años la clausuraron en un monasterio masculino de Alemania, ya que era la décima hija de su familia, «el diezmo». 

Esto le supuso una gran oportunidad para educarse. Fue una polímata1, ya que no sólo era compositora, sino también teóloga, médica, escritora, filósofa, pintora… obteniendo así un gran bagaje de conocimiento y fama.  Su obra principal fue «Scivias».

En referencia a sus composiciones se le atribuye el término «cantos de éxtasis», ya que su música te transporta a un momento de catarsis, al cielo. Compuso unas 78 canciones recogidas en la «Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestes», también tocaba la flauta y la cítara. Para los musicólogos, Hildegard es una compositora reconocida, ya que su música tenía un tono diferente, especial, hasta también se podría decir que mágico. Además de tener un gran intelecto, era una adelantada a su época. Fue la primera sexóloga femenina, le añadió el lúpulo a la cerveza, e incluso inventó un lenguaje con 1.011 palabras. Lingua Ignota. 

En una de sus frases podemos deducir que ella era una mujer independiente que pensaba por sí misma y no quería vivir en un «mundo interpretado por otras personas», por esto decimos que es una visionaria porque estos pensamientos no correspondían con aquella época: «No podemos vivir en un mundo que es interpretado para nosotros por otras personas. Un mundo interpretado no es una esperanza. Parte de nuestro miedo es recuperar nuestra propia habilidad para escuchar. Para usar nuestra propia voz. Para ver nuestra propia luz». En resumen, por todo esto y mucho más, esta es otra de las increíbles mujeres olvidadas que merece la pena recordar. 

Cecile Cheminade era una compositora y pianista. Nació en 1857 en París, Francia. Fue una compositora brillante, con sólo ocho años interpretó alguna de sus piezas para Bizet, que se quedó muy impresionado por su talento, tanto es así que la llamaba «mon petit Mozart». 

Cecile comenzó estudiando con su madre. También estudió piano, violín y composición musical con diversos profesores. Los estudios que tuvo eran de forma no oficial porque su padre se negaba a que recibiese educación musical, pero gracias a los ruegos de la madre, Cecile y el compositor Bizet, el padre accedió a que tomara clases con distintos profesores sin pasar por el conservatorio. A sus 18 años dio su primer concierto de piano, tras lo cual empezó a obtener reconocimiento. Escribió sobre todo piezas para piano y canciones de salón. Algunas de sus obras fueron «Las Amazonas» (opus 26), una «Suite de orquesta», una ópera cómica («La Sevillana», opus 10) un «Trío n.º 2» para violón, violonchelo y piano (opus 34) y un «Concertino para flauta y orquesta» (opus 107). Entre sus 200 piezas para piano, en estilo romántico, destacan «Estudio Sinfónico» (opus 28) «Seis Estudios de Concierto» (opus 35), «Arabesco» (opus 61) «Seis Romances sin palabras» (opus 76). 

Al morir su padre, para poder mantenerse abandonó la llamada «música seria» y empezó a componer piezas de piano para pianistas de nivel medio y canciones acompañadas de piano. Estas composiciones tuvieron un gran éxito en Europa y en EEUU. De hecho, se convirtió en la primera mujer que vivió de la composición músical. Sus composiciones se consideran de importancia, aunque su nombre esté olvidado y no exista un gran público la conozca. La compositora es reconocida entre personas curiosas, melómanas y musicólogas.

En su época se fundaron clubs femeninos de admiradoras, y no sólo de su música, sino de su talante y estilo como mujer. Un músico dijo de ella: «No es una mujer que compone, sino un compositor que es mujer». De esta frase se puede entender que, según él, se consideraban una excepción las cualidades de la mujer para poder dedicarse a la composición. La propia Cécile Chaminade era consciente de las dificultades por las que las mujeres debían pasar para llegar a tener un hueco en la sociedad. De hecho estas fueron sus palabras: «Yo no creo que las pocas mujeres que han alcanzado grandeza en el trabajo creativo sean la excepción, sino que pienso que la vida ha sido dura para las mujeres; no se les ha dado oportunidad, no se les ha dado seguridad… La mujer no ha sido considerada una fuerza de trabajo en el mundo y el trabajo que su sexo y condición les impone no ha sido ajustado a darle una completa idea para el desarrollo de lo mejor de sí misma. Ha sido incapacitada, y sólo unas pocas, a pesar de la fuerza de las circunstancias de la dificultad inherente, han sido capaces de conseguir lo mejor de esa incapacitación».

Finalmente, Francia la reconoció como brillante compositora y le concedió la Legión de Honor. Es la primera mujer que recibió este galardón.

Para terminar, tenemos a Clara Wieck Schumann, una compositora de gran prestigio, simplemente conocida por ser mujer del más conocido Robert Schumann. No sólo realizó el papel de esposa junto a su marido, sino que fue una excelente pianista, compositora y profesora de piano alemana. Clara nació el 13 de septiembre en Leipzig y se crió junto a su padre Friedrich Wieck, que trabajaba como maestro de piano y vendedor de partituras y pianos; y junto a su madre Mariane Bargiel, cantante. Fue su madre quien le enseñó las bases de piano, pero cuando estos se divorciaron, su padre le siguió enseñando según su criterio, basado en un libro propio. 

La primera actuación de Clara fue a los nueve años, en 1828. En una de las varias actuaciones que hizo por su ciudad, conoció a Robert Schumann y éste, deslumbrado por su gran interpretación, decidió tomar clases de Friederich Wieck. 

Durante los años siguientes, Clara viajó por importantes ciudades Europeas, como Viena o París, y en sus viajes tuvo la oportunidad de conocer a Mendelsshon y Chopin, personalmente. 

También ocurrió que, durante estos años, la amistad entre Clara y Robert se hizo muy fuerte y acabó en una relación de amor. El padre de Clara no daba el visto bueno para que se casaran, por lo tanto se escaparon y se casaron con el consentimiento de un juez en 1840. Juntos compartieron su vida, tanto profesional como personal. Clara tuvo que compaginar su trabajo con las tareas del hogar y no fue tarea fácil. Juntos escribieron las 12 canciones de Liebesfrühling op. 12, tres de ellas compuestas por Clara. 

Robert Schumann falleció en 1856 y Clara pasó a ser la única fuente de ingresos de su familia, dando conciertos, clases, giras de conciertos… Fue la primera profesora del conservatorio Hoch en Fráncfort en 1878 y la primera mujer en la facultad. Su último concierto fue en 1891 y años después se retiró por problemas de salud y fue ese mismo año cuando falleció. Como conclusión, Clara fue un gran referente de la música en el siglo XIX y fue de mucha ayuda para impulsar la carrera musical y difundir las composiciones de Robert Schumann. Sin duda, son tres grandes compositoras que merece la pena escuchar.

1 Persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas.

Melanie López, Marta Crespo e Iris Vizcaíno
Alumnas Cultura Audiovisual Conservatorio Buñol

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