Un año más, y van diez, a través del boca a boca, allí estuvimos, en un Bancal. Concretamente en el bancal de Pichana, celebrando lo que en su día fue una original fiesta de cumpleaños, y a día de hoy, puedo decir con la boca grande que es la fiesta musical más AUTÉNTICA de toda la comarca (aunque le pese a algún politicastro que ya le gustaría haberse puesto la medalla).
¿Por qué es taaaan auténtica?
Por varios motivos. Uno de los más grandes es que en ese bancal no existe el dinero, todo es gratis para los asistentes, cosa con la que muchos de ellos alucinan… pero es así. La publicidad no existe, ya que es una fiesta privada de amigos de amigos, y así de se evita la presencia de malasombras, descerebrados, amargados y violentos.
Y por la música, desde luego, los grupos que desinteresadamente participan, y junto al material del Club de Rock Buñol, arriman el hombro para que no falte de nada y se hagan actuaciones de calidad.
Por allí pasaron unas 700 personas (quizá unas pocas más) a lo largo de todo el festival, que como es tradición abrió Don Kuerales y sus Modales a la hora que hay entre la cena y la meriendacena, y a partir de aquí se sucedieron un buen número de interpretaciones en acústico, de amigos y amigas que preparan su pequeño show y lo realizan en el bancal, este año hubo incluso infantes tocando una canción de Celtas Cortos…
Y cuando la noche se cierra y la hora de las brujas rezuma su magia, llega la electricidad, y este año hubo mucha: Gallifantes (desde Valencia), Ramón Mutante (creado para la ocasión), Soca-Brown, Clownback, y el plato fuerte de la noche, el macroconcierto de Huevos García, acompañados por más de 20 músicos de todas las edades, desde el joven Óscar, a Juan (el de la Resi). Para cerrar se ofreció un grupazo Valenciano llamado Death Proof, que realizaron un concierto impecable…
Pero esto no fue todo… un nutrido grupo de gente, provenientes de una boda, todos de punta en blanco, con trajes y vestidos, irrumpieron, los astros se alinearon, y encontrándose cara a cara los cuatro músicos de Punk Sailor, pusieron el broche final a una noche mágica.
Me vais a perdonar si no escribo más, pero creo que es mejor dejar espacio para que quepa el mayor número de fotografías posibles, así que, abrid bien los oídos y estad al loro, que el año que viene repetimos, pero, eso sí, en secreto.
Enrique Hernández Pérez
Presidente del Club de Rock Buñol