Algo para aprender, algo para sentir

Después de un descanso de algo más de cuatro años, Román Sáez Vallés –docente y educador social–  nos vuelve a sorprender, con su particular estilo, con un nuevo libro de cuentos. Ya nos encandiló con su debut literario en “Hueles a frío” (2008) y posteriormente con “El bucle” (2015), con los que ya apuntaba maneras con su forma de expresarse. Y, como enamorado de los cuentos, se lanzó a la aventura de crearlos. 

Cuentos donde podremos meternos en la piel de unos personajes, cada uno con una historia que contarnos en apenas unas páginas. Historias complejas y completas sobre las elucubraciones de quienes podríamos identificarnos en cualquier momento de nuestras vidas. 

Historias con finales abiertos o cerrados, pero siempre con una prosa muy poética, con un lenguaje claro y conciso, donde las propias palabras se transforman en un juego, donde la complejidad no está en las líneas escritas, sino en los vacíos que dejan las frases.

En su libro, recién publicado, no encontraremos un hilo conductor que nos guíe. Cada vez que comencemos un relato, tendremos que meternos en la cabeza de sus personajes y esperar cualquier cosa de ellos, puesto que quizás nos encontremos con una historia surrealista o por el contrario con un cuento al más puro estilo realista de los escritores sudamericanos.

Lo que sí es cierto, es que encontramos ciertas ideas recurrentes, como puede ser la muerte, pero no con forma de pérdida o de lamento, sino más bien como un actor que está presente en nuestras vidas, un ente cotidiano que nos acompaña.

Sin duda, casi todos los relatos hablan de emociones humanas, algunas sencillas, otras profundas, que surgen de historias insólitas. Casi siempre con algo de inocencia, de pureza, de nostalgia. Como un primer amor que te sorprende, que nunca sabes donde te va a llevar, pero sientes que debes seguir caminando para descubrir su final. De hecho, lo primero que sorprende es el propio título: “9”, el cuál no pude resistir preguntarme de dónde provenía. Román me explicó que lo eligió por una historia de Valle Inclán, en la cual uno de los personajes dice: “algún día escribiré un libro que se titule 9…

Otra de las curiosidades de este autor buñolero es su forma de escribir, ya que no se prepara una historia con la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace, sino que cuando la inspiración le llega en forma de un pensamiento, una frase leída o incluso una simple imagen, la guarda en su memoria y en cuanto puede, se sienta a escribir su historia del tirón, siempre sin correcciones. Si acaso no le gustase el resultado, la vuelve a escribir desde el principio. Y un ejemplo de ello es el relato de “La aguja”, del que podemos leer sus diferentes versiones en sus libros anteriores.

Para concluir, simplemente decir que, a través de estos cuentos, estas ventanas abiertas, a vidas cualquieras, a pensamientos anónimos, a ideas universales, podemos acceder a miles de interpretaciones para aprender, para sentir.

Biblioteca Municipal
Amante del papel

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