En la senda de la salud. Acupuntura y Moxibustión

Explicar en este breve espacio todo el origen, significado y beneficios que tiene la acupuntura en nuestra salud, resulta una tarea un tanto… ardua. Intentare ser lo más concisa y clara posible, sobre todo porque es un tema que me apasiona desde hace ya 25 años, en los que el estudio y formación continuada han estado acompañados por una labor clínica tanto en nuestro territorio como  fuera de nuestras fronteras.

La acupuntura y la moxibustión son dos acciones terapéuticas milenarias dentro de lo que la tradición oriental ha llamado Medicina Tradicional China, un acerbo cultural de la humanidad, un precioso legado de nuestros antepasados, con una proyección actualizada y presente, dado los severos problemas de salud de la comunidad humana.

Sus postulados en ningún caso deben constituir un enfrentamiento con la medicina moderna. Si así ocurre es más por desconocimiento y falta de estudio sobre la amplia sabiduría que contiene esta tradición. En la actualidad, tanto en la República Popular China como en otros países, la permanente colaboración de ambas ópticas han posibilitado un sinfín de trabajos de investigación y una apuesta en común de hacer del sanador un servidor de la salud con todos los medios con los que hoy cuenta la humanidad. 

La O.M.S (organización Mundial de la Salud) hace la oportuna recomendación de su empleo y desde 1979 la nombró «Patrimonio Inmaterial De La Humanidad». Desde entonces elaboró unas directrices sobre la seguridad de la acupuntura y efectividad, gracias a la investigación y resultados clínicos presentados por Japón, Inglaterra, Alemania y EE.UU., entre otros países, a la O.M.S.

Dada su antigüedad (más de cinco mil años) podemos afirmar que ha corroborado con sus evidencias clínicas – y con sus modernos métodos de investigación– su eficacia.

En sus orígenes no fue una medicina, sí una tradición transmitida minuciosamente, de conceptos universales que hablan de la relación adecuada del hombre con su entorno más inmediato y el más lejano, «El Universo». Por lo tanto, no tenía una intención específicamente de medicina para tratar enfermedades, sino que es todo un tratado de cómo vivir la vida. 

De esa concepción, surge la idea de cómo prevenir la aparición de posibles enfermedades. Posteriormente, más cercanos a nuestra época, aparece de la misma concepción el modo de tratar las enfermedades.

Así, desde esta visión tan particular, nos cuentan que el hombre es propenso a enfermar porque no sabe vivir la vida y disfrutarla, porque ha perdido esa conexión, ese intercambio con el universo. 

Esa falta de interrelación con el medio, que incluye la relación con uno mismo y con los demás.

La antigua tradición oriental, con su visión del hombre como una entidad energética (muy similar a la de la actual física cuántica), se da desde la alta antigüedad y se describe en diferentes textos antiguos tales como: el Yi Ching, Nei Jing que se divide a su vez en el Sou Wen y El Ling Shu. En todos ellos se llega a la evidencia de que el hombre es un micro-cosmos que forma parte, habita en un macro-cosmos. Una de las características de ese universo es la luz, en diferentes manifestaciones, por lo tanto podemos deducir que el ser de humanidad por pertenecer a ese universo es también un ser de luz que adopta una forma, tiene una determinada manera de estructurarse, se organiza. 

Como podemos deducir por lo explicado hasta ahora, la visión oriental sobre el origen y configuración del ser humano es una concepción unitaria e integradora de la parte con el todo, y ese es el postulado principal en el que trabaja la acupuntura. 

Tenemos todo un organigrama de vías de luz en nuestro organismo, un entramado por el que circula principalmente agua (somos el 75%) en diferentes manifestaciones: sangre, liquido intersticial, intracelular…, pero también energía o QI (CHI). Es ahí donde, con la acupuntura, podemos equilibrar los excesos o déficits que se producen en toda esa red, buscando siempre el origen de la enfermedad y volviendo a equilibrar todo el sistema.

La tradición en su praxis nos facilita diferentes formas de abordaje ante una patología, puede ser la aguja, moxibustión, masaje energético o el arte del Qigong.

Como podrá observar el lector, todo un universo de posibilidades a la hora del abordaje terapéutico para recuperar a ese hombre en su tiempo de enfermar, y recordarle que es un ser de universo con multitud de potencialidades regeneradoras y saludables.

Mar Estada Díez
Terapeuta, humanista acupuntora

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