
Una buena hidratación es fundamental para todos, pero, sobre todo, se hace muy necesaria para los pacientes neurológicos. Ya sea por cuestiones genéticas o debido a un daño cerebral adquirido, los pacientes neurológicos son especialmente sensibles cuando sufren algún desequilibrio. Por ello, es primordial garantizarles una buena hidratación, con el fin de lograr una mejor recuperación y tratamiento, así como la prevención de complicaciones.
El papel de la hidratación en el sistema nervioso y el cuidado de pacientes neurológicos
La hidratación tiene un papel relevante en las funciones cerebrales. Esto se debe a que nuestro cerebro está compuesto de un 75% de agua, por lo que requiere de una buena hidratación para poder trabajar correctamente. Así, a la vez que el agua ayuda a transportar diversos nutrientes y oxígeno, aparte de mantener el volumen intravascular, también promueve la eliminación de deshechos metabólicos. Por ello, cuando se produce una deshidratación, todas estas funciones se ven afectadas y repercute de forma muy negativa en las condiciones neurológicas. Una mala hidratación, por ejemplo, puede aumentar la densidad de la sangre y generar complicaciones en pacientes que han sufrido algún accidente cerebrovascular.
De esta forma, proporcionar una correcta hidratación en estos pacientes es prioritario para poder tratarlos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchos de ellos encuentran problemas para lograrlo, debido a limitaciones motoras o dificultades para tragar, en combinación con ciertos fármacos como los diuréticos o anticonvulsivos. Afortunadamente, existen maneras de mantener una hidratación adecuada adaptada a sus necesidades. Las logopedas pueden establecer pautas específicas para facilitar la ingesta de líquidos, ajustando las texturas según el tipo de disfagia. Además, se puede recurrir a alternativas como gelatinas, aguas gelificadas, caldos, frutas con alto contenido hídrico (como sandía o melón) y otros alimentos ricos en agua, que pueden contribuir significativamente a una hidratación segura y efectiva.
En este sentido, los cuidadores deben prestar especial atención y monitorizar su estado hídrico. La piel seca, las taquicardias o la hipotensión son señales que pueden indicar deshidratación, aunque a veces estos pueden pasar desapercibidos o no detectarse por otras afecciones del paciente. Por eso, herramientas como los análisis de electrolitos o el balance hídrico se deben tener en consideración a la hora de cuidar a los pacientes neurológicos, así como también se deben tomar medidas para garantizar su hidratación.
Lo mejor es optar por un enfoque multidisciplinario en el que se incluya a los profesionales de la salud y a las familias. De este modo, una colaboración estrecha entre ambas partes, facilitará la detección de posibles signos de deshidratación y permitirá garantizar una adecuada ingesta de líquidos, utilizando para ello estrategias seguras y adaptadas a cada caso. De hecho, es imprescindible educar tanto a los pacientes como a sus cuidadores en la importancia de estar bien hidratado, pues en algunas enfermedades neurológicas como la epilepsia, la deshidratación puede ser uno de sus desencadenantes.
En definitiva, la hidratación debe ser una prioridad en el cuidado de los pacientes neurológicos. Su importancia en el correcto funcionamiento del cerebro está más que demostrada, por lo que es clave a la hora de ayudar a tratar los síntomas de las enfermedades neurológicas, mejorar su recuperación e incluso a prevenirlas. Por todo ello, tanto los pacientes como sus cuidadores y profesionales sanitarios deben ser conscientes y estar atentos a cualquier señal de deshidratación, para actuar de manera rápida y eficaz con el fin de garantizar una mejor calidad de vida.