En mi primera colaboración del 2018 en asíesbuñol magazine, como siempre, el tema es el cine. En enero el tema es hablar de lo que ha sido el 2017 y de lo que será el 2018. Ha pasado un año lleno de buenas películas, aunque es muy posible que no sean las mismas las que a mi me han gustado, posiblemente sean muy distintas a las tuyas. A nivel internacional me quedo con La seducción, de Sofia Coppola, la versión 2017 de una gran película, El seductor. Esta vez la historia está contada bajo el punto de vista de la mujer.
También me gustó mucho Doña Clara, con una Sonia Braga inmensa. La la land y Moonlight, distintas una a otra con algo en común: el Oscar y el ser dos muy buenas películas cada una en su estilo. También disfruté con algo tan ligero como Baby driver y su espectacular banda sonora. Y si de ligereza hablamos, no me puedo olvidar de Kingsman: el círculo de oro, que me enseñó que segundas partes pueden ser mejores que primeras.
Hay muchas más: Nuestra vida en la Borgoña, Tom de Finlandia, El amante doble o Tierra de Dios son unas de mis preferidas. Y, por supuesto, las españolas La llamada, Tierra firme, Verano 1993, La librería o Perfectos desconocidos, la gran olvidada de los Goya.
Y si hablamos del cine que nos viene, tengo que hablar de dos peliculones de los que se va ha hablar bastante porque ambas seguro que van a estar en la carrera hacia el Oscar: Tres anuncios en las afueras y Call me by your name (Llámame como tú).
La primera, Tres anuncios en las afueras, es adictiva y engancha, al menos a mí me enganchó. El tema es difícil de tratar en el cine: la violación y muerte de una joven, pero su intérprete, Frances Mc Dormand, lo hace visible en una ¿comedia negra? al estilo de Fargo. Es una película divertidísima a pesar del tema que trata y estoy casi seguro de que el Oscar a la mejor actriz va a ser para Frances Mc Dormand.
Call me by your name la tengo en mi cabeza desde los tres días que hace que la vi. Transparente, emotiva, divertida, son algunos de los adjetivos que la crítica le dedica. Dos horas que se me hicieron cortísimas, una bellísima historia de amor, de un primer amor adolescente entre Elio, un joven de 17 años, y Oliver, el ayudante de su padre. El joven Timothet Chalamet, que interpreta a Elio, es el gran descubrimiento, y Armie Hammer, que interpreta a Oliver, lo complementa. Cuando están juntos la pantalla echa chispas.
El diálogo casi al final de la peli del padre de Elio me parece de lo mejor que he visto últimamente en cine. Salvando las distancias, para mí es comparable al discurso de Chaplin en El gran dictador.
Sutil, emotiva, sensual, ha conseguido poner de acuerdo a crítica y público. Es una de las mejores pelis del año y es la mejor película gay de los últimos años. Lo que hace diferente a Call me by your name no es su forma de estar rodada. La película consigue crear uno de esos amores que no se quedan en la pantalla, inundan el corazón del espectador y se van con él una vez que ha abandonado la sala. Es una de esas películas eternas, que te atrapan y se pegan a uno y te acompañan durante mucho tiempo e, insisto, la escena final entre padre e hijo es una lección de buenísimo cine. Estoy seguro de que el tiempo la va a convertir en una película de culto.
En el 2018 ir al cine es, junto a otras artes, un arma cargada de futuro…
Arny Carrascosa Villar
Loco por el cine