Abril, un mes de libros

El universo Gutenberg, el mundo del libro, el sistema milenario de hojas, pergaminos, papiros, pantallas, lectura, escritura… tiene numerosas perspectivas, poliédricas caras, innumerables aspectos: cultural, económico, social, político, histórico, público, privado…pero es un universo substancial, angular y definitorio de la realidad humana, cosa que no ocurre, ni de lejos, con otros mundos. 

Imaginemos el mundo del fútbol, imaginemos el mundo de las redes, imaginemos el omnipresente mundo de las fiestas, el de la actualidad política, entornos, sin duda, más mediáticos, pero irremediablemente más fútiles, sin substancia ni aporte real a un verdadero entramado con la cultura vertebradora, la historia y el devenir global de la realidad humana. Ningún mundo actual, entre los muchos, tiene el valor, peso, sentido, pasado, presente y porvenir como el del libro. La galaxia del libro está unida a la estética, al ciclo de las vidas, a la ética, a la historia de las ideas. ¿Qué sería de la ciencia sin libros, qué sería de la trasmisión filosófica sin libros, qué sería de la Ilustración sin libros, qué sería de la historia sin libros? Es más, ¿qué sería de nosotros y nosotras sin libros?, cosa que esta por ver, si acaso nos quedase mucho por ver, dadas las apocalipsis cotidianas a las que nos estamos, ¡ay!, acostumbrando. 

Todo este arranque, como quizás imagines, apreciada lectora, apreciable lector, viene a cuentas y cuentos porque en abril y el 23, se celebra, propiciado por la UNESCO, el «Día mundial del libro y del derecho de autor». 

El origen de esta celebración está unida a los años 20, a un editor valenciano, Vicente Clavel, al recuerdo de Cervantes, de Shakespeare y de toda la larga historia que tiene que ver con lo que ahora tienes entre tus manos o ante tus ojos, un conjunto de hojas y una grafía impresa, un soporte y un conjunto de palabras con intención, completitud, sentido, y el increíble proceso cognitivo que llamamos lectura. Realmente, si lo miramos bien, es algo muy extraordinario y, dado lo extraordinario, aunque sea el 23 y de abril el día elegido para mostrar la importancia al principio señalada, para muchas personas de toda edad, condición, origen, lengua, cultura, país, etc., todos los días son el día del libro. Se despiertan con libros –quizás el que quedó en la mesilla o sobre la colcha la noche anterior–, tienen libros a mano –bien por trabajo, formación, diversión, interés, afición o penitencia– durante todo el día y se van a descansar algunas, algunos, con un libro
–bien en papel o electrónico– antes de caer en brazos de Morfeo. Mientras tanto, durante todo el día, en los diferente husos horarios, es decir, sin cesar, miles de autores y autoras en miles de lenguas escriben miles de libros, miles de editoriales imprimen miles libros, miles de librerías venden miles libros, miles de bibliotecas difunden, ponen en movimiento, preservan millones de libros y abren de par en par sus puertas a millones de personas. ¿Hay espacios más inclusivos, más democráticos, más receptivos, más abiertos, más visitados en España y Europa que nuestras bibliotecas públicas? Y toda esta alucinante arquitectura ocurre en silencio, en un eficaz silencio en el cual cada día, por fortuna para todos y todas –incluso para quienes no leen jamás– es un día de libros, un día de libro, el Día del libro. 

En Buñol, nuestra Biblioteca Pública Municipal, siguiendo una tarea que comenzó en 1962, desde su discreta pero notable y valiosa presencia, quiere, junto con la propuesta de la UNESCO, mundializada en 1995 y junto a todo el rico entramado del mundo del libro, donde los y las lectoras, la libertad, la cultura, el conocimiento, son elementos esenciales, señalar durante este mes de abril el valor de mantener, no sólo que el 23, sino que todos los días, sean el Día del libro y podamos habitar, posibilitar, acrecentar este rico universo infinito. Porque, no me digan, y sin ganas de exagerar, que un libro no es un logro mágico.

«Yendo por una calle, alzó los ojos don Quijote, y vio escrito sobre una puerta, con letras muy grandes: Aquí se imprimen libros; de lo que se contentó mucho, porque hasta entonces no había visto imprenta alguna…»

Biblioteca Pública Municipal
bibliotecaspublicas.es/bunol

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