Ciencia-ficción: Distopía Realidad

Hola de nuevo, seriefil*s. Vengo por tercera vez consecutiva a este espacio, a recomendaros algunos títulos que vibran muy bien con este verano infernal de corte apocalíptico que estamos pasando y que por desgracia se extenderá algunas semanas más hasta el próximo mes de octubre. 

Y es que el simio averiado que llevan dentro los que manejan los hilos del poder, muestra una degeneración moral y cognitiva de esta nuestra especie, que solo las más estrafalarias distopías literarias se habrían atrevido a imaginar. Aquella cita popular –«la realidad ha superado a la ficción»–, a la que siempre habíamos aludido puntualmente, es hoy más cierta que nunca a tenor de la rabiosa y penosa actualidad que nos ha tocado vivir. Y ciertamente asusta mucho, porque si cada día que pasa tenemos que frotarnos los ojos impertérritos ante la barbarie cometida por unos y consentida por otros y la escalada de eventos y catastrófes provocados por el sistema que padecemos y que nos empeñamos en mantener, es difícil imaginar un futuro más apocalíptico que el presente en el que ya estamos inmersas.  

La literatura de ciencia-ficción y la «de anticipación» –también llamada distopía– siempre ha buscado imaginar futuros imposibles –en el primer caso– y terriblemente desoladores en el segundo, a menudo basados en presentes que no auguraban nada bueno. Como es normal, la industria audivisual no iba a ser menos, y desde hace ya bastantes años, tanto el cine como la TV, han producido cantidades ingentes de productos de este tipo, en los que la ciencia-ficción de toda la vida ha sido prácticamente borrada del panorama audiovisual en favor de la ficción distópica o post-apocalíptica. Y es que, como dijo el crítico literario marxista, Fredric Jameson, «es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo». Y así nos va.

No obstante, yo os traigo algunos títulos de ciencia-ficción que paradójicamente narran mucho más y mejor el presente que vivimos que las distopías o futuros apocalípticos con los que nos bombardean cada año las distintas plataformas de streaming y que presentan situaciones futuras que,  bien ya han quedado desfasadas para desgracia nuestra, o bien es todavía improbable que sucedan en el corto plazo. Empiezo por la que, en mi opinión, y a falta todavía de cuatro meses para cerrar 2025, va a ser una de las series del año. Me refiero a Andor, una serie cuya primera temporada se estrenó en 2023, y que ha llegado su segunda –y por desgracia– última temporada este año. Andor, cuya trama narra lo que pasa previamente a la peli Rogue One (una de las mejores pelis, si no la mejor, de la última generación del universo Star Wars), nos cuenta la historia de Casian Andor, un contrabandista y único superviviente de un planeta devastado en el pasado, que entra en contacto con la resistencia y l*s rebeldes que se empiezan a organizar para combatir al Imperio. Las dos temporadas, de 12 episodios cada una, están divididas en arcos de 3, en los cuales Andor va a ir pasando por diferentes situaciones hasta que se une a la rebelión, que acaba por liderar. Esta segunda temporada es interesantísima porque ya nos muestra desde dentro las diferentes tácticas que la resistencia tiene que emplear para destapar el secreto mejor guardado del Imperio: su arma más mortífera. Para ello, l*s rebeldes utilizán todo su repertorio: guerra de guerrillas, espionaje, desobediencia civil no violenta, simples lanzamientos  de piedras o lucha armada cuando hace falta. El Imperio, por su parte, necesita eliminar a la resistencia, seguir sometiendo a más pueblos, destruir planetas cuando lo cree necesario, expoliar territorios ajenos extrayendo minerales críticos para implementar sus tecnologías armamentísticas, y recurrir al genocidio étnico para prevalecer sobre el resto. Cualquier parecido con la realidad, ¿es pura coincidencia? Y esto es lo mejor de Andor, que siendo ciencia-ficción, tiene un tufillo a actualidad que te atrapa. A ver si, como en la pantalla, nos unimos a la rebelión, que ya va haciendo falta.

En segundo lugar, quiero volver a hablaros de Separación (Severance), una serie de la que ya os hablé hace tres años y que hemos tenido que esperar hasta 2025 para ver su segunda entrega. Si en la primera temporada nos presentaba a Mark, un empleado de oficina de una gran corporación que se ha sometido voluntariamente a una intervención quirúrgica cerebral en la que han sido separados sus recuerdos en dos mitades (los de su yo como trabajador mientras dura la jornada y los de su vida personal durante su tiempo libre) y donde empezaba una carrera por saber qué esconde la Corporación que somete a esta operación a sus empleados, en esta segunda entrega el protagonista empieza a descubrir algunos de los secretos que esconde Lumond colaborando con sus colegas de trabajo, que también están despertando a esta dualidad que les intriga, les confunde y les tiene atrapados. En esta temporada, veremos como se rebelan contra la corporación los «dentris» –sus «yos» mientras trabajan– para intentar descubrir quienes son sus «fueris» y conocer qué les motivó a someterse a la operación y por qué Lumond quiere evitarlo a toda costa. La serie, inclasificable, combina ciencia-ficción, thriller y drama de una forma magistral. Imprescindible. 

Para terminar, os dejo un par de títulos del género post-apocalíptico que, si bien son similares en su planteamiento, difieren en la forma de reacionar de sus protagonistas. La primera de ellas es The Last of Us, que este año estrenó su segunda entrega. Basada en el videojuego con el mismo nombre, nos presenta a un hombre –encarnado por el prolífico Pedro Pascal– y una adolescente –protagonizada magistralmente por Bella Ramsey– supervivientes de una pandemia mundial ocasionada por un hongo que convierte a la población en una especie de zombies. Ambos viajan solos en busca de quien pueda fabricar un antídoto con la sangre de ella –inmune al virus– y poner fin a la pandemia. La primera temporada, estrenada en 2023, acaba con una decisión controvertida que condicionará la segunda entrega. Esta continuación, encuadrada en una especie de comuna fortificada a la que llegan al final de la primera, planteará conflicos morales entre algunos personajes, aparición y protagonismo de otros nuevos, entre los que se forman vínculos muy potentes que guiarán la trama hasta un final frenético que nos deja con la miel en los labios, y para el que por desgracia tendremos que esperar hasta 2027. La serie combina unos efectos digitales y un diseño de producción sobresalientes, con unas escenas dramáticas memorables y una trama que te atrapa hasta el final. Recomiendo, en todo caso, el tercer episodio de la primera temporada, una auténtica joya independiente de la trama principal que es, en mi opinión, uno de los mejores episodios de la historia de las series de TV. No os la perdáis.

Por último, os quiero hablar de El Eternauta, una producción argentina basada en una historieta seriada de finales de los 50s, y cuya trama se encuadra en una ciudad argentina en la que empieza a caer una nieve tóxica que mata a todo el que entra en contacto con ella. El protagonista, Juan Salvo, encarnado por el gran Ricardo Darín, iniciará la búsqueda de su hija para descubrir si ha sobrevivido, y se encontrará al inicio, con el terror inicial de los supervivientes que recelan y luchan entre sí. Más tarde, cuando descubren el origen de todo, la reacción será la contraria y la natural en el ser humano: la cooperación y el apoyo mutuo para salir junt*s y victorios*s del peligro latente al que están sometid*s. Y esto es lo que prefiero con respecto a mi recomendación anterior, ya que los estadounidenses, en este tipo de ficciones, casi siempre optan por un solo personaje –o a lo sumo dos–, como único responsable de salvar al mundo de la amenaza  en ciernes. El Eternauta, sin embargo, apuesta por una solución comunitaria. La serie, impecable, tiene un diseño de producción muy bueno teniendo en cuenta lo caro que debe ser recrear fielmente esta historia, su fotografía es excelente y las actuaciones soberbias. Sin duda, es uno de los mejores estrenos en lo que llevamos de año. No dejéis de verla.  Y hasta aquí por hoy. Recordad que para los colapsos y distopías que ya estamos viviendo, lo mejor es organizarse colectivamente. El «sálvese quien pueda» solo lleva a que no se salve nadie. Nos vemos el próximo episodio. 

Jose Guerrero Moliner
aFICCIONado

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