Nunca olvidaré el maravilloso olor a café recién hecho que Pilar expandía por toda nuestra calle, al amanecer.Era como una suave seda envolvente que te animaba a despertar. Después, se iba a cuidar de su «Asociación de gatunos», que hoy tanto la echa de menos.
Pilar era un ser excepcional, dotada de un alma hecha para entender y socorrer gatitos.
No soy partidaria de los «Perrihijos» del primer mundo, me gustan los animales en libertad. Si quieres tenerlas, las mascotas, comparte tu dinero con personas del tercer mundo, que ya sabes cómo están.
Pilar se marchó este verano al paraíso de los gatos. Era joven y lamento no haber charlado más con ella, mi vecina.
¿Qué nos impide parar nuestras prisas y hablar con los vecinos aunque sea del tiempo?
Sus vidas son importantes en nuestra existencia.
¿A qué tenemos miedo?
De todos los dones que cada uno hemos recibido, qué son muchos, se nos pedirán cuentas al atardecer de nuestras vidas.
A Pilar las cuentas le salieron a ganar. Gracias por cuidar de los gatos de Buñol.
Isolina De Anta
Escritora
