La República en el cine

«El cine republicano español nació en 1932 con la epifanía del cine sonoro, lo que favoreció su duelo comercial con el cine americano, cuyos subtítulos no podían leer más de la cuarta parte de la población española, por entonces analfabeta. Esta ventaja económica, unida a la mayor permisividad del nuevo régimen, hizo que esta breve etapa de nuestro cine conociese la que se ha denominado tradicionalmente como su edad de oro» (Román Gubern, «Abecedario del cine español»).

Una vez terminada la Guerra Civil acaba esa edad de oro de la que habla Román Gubern, a la vez que acaba cualquier actividad que tenga que ver con la cultura. De hecho, hasta pasados muchos años poco se sabía del cine hecho en la II Republica y si se sabía, no se podía hablar del tema. Un buen ejemplo es Aurora de esperanza (1937), título que el régimen franquista intentó hacer olvidar de la memoria histórica. Tambien Sierra de Teruel (1939), que ponía en relieve los valores que comulgaron con la causa republicana durante la Guerra Civil y que el franquismo prohibió hasta su estreno en España en 1977.

Fue con la democracia instaurada en nuestro país cuando se rodaron algunos de los títulos más emblemáticos, algunos de los cuales quiero recordar aquí:

Las bicicletas son para el verano (1984), dirigida por Jaime Chavarri y basada en la obra de teatro del mismo nombre, escrita por Fernando Fernán-Gómez, quien la escribió basándose en sus propias vivencias de niño durante la II República.

Tambien basada en una obra de teatro Ay, Carmela, dirigida por Carlos Saura y ganadora de 13 Goyas en 1990. Andrés Pajares, Carmen Maura y Gabino Diego, sus protagonistas, consiguieron que su trabajo fuese reconocido en los Goya en las categorías de Mejor Actor, Actriz y Actor Secundario.

En el año Berlanga no me puedo olvidar de La vaquilla, una historia escrita por el propio director junto a Rafael Azcona que nos llevaba hasta el momento del conflicto entre ambos bandos, presentándonos a un grupo de soldados republicanos quienes, tras escuchar el anuncio de que en un pueblo dominado por los nacionales se va a llevar a cabo una corrida, deciden secuestrar a la vaquilla con la única intención de aguar la celebración de sus enemigos.

En 1995, Ken Loach estrena Tierra y libertad, coproducción entre Inglaterra, España y Alemania. Una película que pone encima de la mesa el enfrentamiento entre las izquierdas en plena Guerra Civil: en el otoño de 1936, a escasos meses del comienzo de la Guerra Civil, un joven comunista de Liverpool decide alistarse en la Brigada Internacional, conociendo en Aragón a una joven anarquista interpretada por Rosana Pastor.

Y no me puedo olvidar de dos películas a las que le tengo un cariño especial y que no me canso de ver: Belle Epoque y La lengua de las mariposas. La primera se convertía en 1992 en el segundo título español ganador del Óscar a la Mejor Película de habla no inglesa. Belle Epoque es una deliciosa comedia dirigida por Fernando Trueba con un reparto en estado de gracia y un divertido canto a la libertad. Muchos adjetivos le caben a La lengua de las mariposas: hermosa, intimista, poética, costumbrista, conmovedora; pero también dura, cruel, triste y estremecedora. Con una gran dirección de Jose Luis Cuerda y un Fernando Fernán Gómez inmenso.

Acabo con Malnazidos, estrenada en el pasado Festival de Sitges y todavía sin estrenar en cines, una gamberra visión del tema que nos ocupa para el público de las nuevas generaciones.

«Si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro.» (La lengua de las mariposas).

Arny Carrascosa Villar
Cada día más loco por el cine

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