Los ripios de Aparisi: La «matansa» del gorrino

Como es bien sabido

por mera deducción

en la casa había embutido

y algún que otro jamón.

Estaba claro el destino

para poderlo engordar

 en cada casa un gorrino

y con las sobras alimentar.

El invierno llega por fin

 a espera de llenar la panza

viene ya San Martín

para iniciar la matanza.

Se buscan unos días de fríos

hay que matar el gorrino

pues ha llamado a unos tíos

Fochis, Titos, Darwin o Faustino.

 El animal es muy ancho

 y tiene la carne muy tierna

se le saca  con un gancho

y se lo engancha en la pierna.

 Sin apenas nadie hablar

se decide bien a pinchar

le corta la yugular

el cerdo empieza a chillar.

 Esa sangre que bien mana

cae a chorros al lebrillo

la mueve la tía y su hermana

y es de color rojo brillo.

 Se deja desangrar y luego

 después ya va a reposar

 a las aliagas métele fuego

 y empiezan ya a socarrar.

Esta escena de cocina

 con un raro extraño olor

 huele ya a chamusquina

y el cerdo cambia de color.

 Piedra pómez tendrás que rascar

sin que esté ninguno manco

la piel bien se va ya a limpiar

y el cerdo quedará casi blanco.

 Y tener cantidad suficiente

para hacer un buen papel

 echarle agua muy caliente

para limpiar bien la piel.

 Limpio bien las pezuñas

y también la otra cosa

a niños tiro las uñas

que se quedan color rosa.

Para abrir el animal

ojo que aún escalda

por la columna vertebral

se abre ya la por la espalda.

Que es lo primero que hago

para que sea más finos

saco primero estómago

y después los intestinos.

Las tripas a los lebrillos

de agua habrá que cubrir

pa limpiar bien los arbillos

y poderlos ya embutir.

La piel ya se me eriza

 sin preguntar ya nada

el fino para longaniza

y el grueso sobrasada.

Los lomos ya he separao

de la columna vertebral

los voy hacer embuchao

 con pimentón, y con sal.

Este trozo es divino

y algunos tienen veta

una cosa es el tocino

y lo otro es la panceta.

Casi llegando a la meta

y con esto ya acabo

saco bien la careta

y las orejas y rabo.

Con sangre morcillas hago dos

habrá que meterlas en la olla

que la quieres de cebolla

o te gustan las de arroz.

Empieza elucubraciones

para ponerte muy gordo

haz de carne butifarrones

y también el sangregordo.

Y ahora viene otro reto

como nunca los ha habido

en la tripa carne meto

y así me sale embutido.

 Sin que se nos vaya la pinza

y sin rizar mucho el rizo

carne blanca longaniza

y con pimentón es chorizo.

Sin que nadie se mete

el hígado hay que partir

para hacer un mojete

y primero hay que freír.

Y le gusta mucho a la peña

 para mí no es tan sano

eso que le llaman güeña

pues meten hasta el liviano.

Y para llenar bien la panza

termina la narración

de esta popular matanza

que siempre fue tradición.

 

Juan Manuel Aparisi Ortiz
Farmacéutico y licenciado en derecho

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