San Venancio mártir es el segundo patrón de nuestro pueblo tras San Luis Bertrán. Además, cuenta con un altar con su imagen en uno de los laterales de la Iglesia San Pedro Apóstol y una fuente en la Calle del Cid.
Desde que formo parte de la revista asíesbuñol magazine, tenía ganas de escribir sobre un tema sobre el que mi madre me ha hablado muchas veces con especial cariño. Lo que pasa es que por unas cosas y por otras siempre se me pasaba. Y este mes de mayo he dicho, ahora es el momento. Y lo que parecía solamente una fiesta más de la localidad, ha resultado ser, tras muchos testimonios e historias escuchadas, una tradición que en su día tuvo mucho arraigo en nuestro pueblo. Estoy hablando de la festividad San Venancio. Era una cosa pequeña, pero preparada y hecha desde el cariño. Pero antes vamos con la historia del segundo patrón de Buñol, por detrás de San Luis Bertrán.
San Venancio, después de haber sufrido los tormentos más espantosos, fue arrojado a un estercolero. Curado milagrosamente por un ángel, se presentó nuevamente ante el juez que lo había condenado. Mientras el santo hablaba, cayó el juez boca arriba y expiró exclamando: “El Dios de Venancio es el solo Dios verdadero, destruid vuestros ídolos”. Los leones a los que fue arrojado como alimento enseguida se postraron a sus pies, mientras el santo predicaba la fe a los espectadores. Finalmente, después de haber sido arrastrado por entre zarzales y precipitado desde lo alto de una roca sin que sufriese mal alguno, fue decapitado a la edad de 17 años.
San Venancio mártir, como hemos dicho, es el segundo patrón de nuestro pueblo tras San Luis Bertrán. Además, cuenta con un altar desde el año 1943, en el que está su imagen. Este altar, que está en uno de los laterales de la Iglesia San Pedro Apóstol, fue erigido gracias a la aportación de Gloria Renovell Gilabert. También el santo tiene una fuente en su honor en la Calle del Cid.
Tras morir tan joven, San Venancio es considerado el patrón de la juventud y de ahí viene el origen de la fiesta en su honor en Buñol. Las fuentes que he consultado me dicen que los primeros documentos de la festividad datan de los años 20, aunque al parecer la fiesta podría haberse realizado mucho antes, pero no existe documentación al respecto. Bien es verdad, que el día del segundo patrón de Buñol era el 18 de mayo, pero la fiesta la organizaban las denominadas Clavarias, al domingo siguiente de la fecha en la que se conmemoraba su onomástica.
¿Quiénes eran las Clavarias de San Venancio?
En primer lugar, diré que las Clavarias eran las que querían serlo, eso por descontado. Normalmente eran las novias o las hermanas de los jóvenes que marchaban a hacer el servicio militar ese año. Entonces, ellas se aclamaban al santo para que los protegiese durante ese periodo en el que estaban lejos de casa.
¿Cómo se organizaba la fiesta?
Las clavarias de ese año se encargaban de preparar los actos, que normalmente se desarrollaban en un día, o en su defecto, en dos. Para financiar todo lo planeado, vendían cada mes “numéricos” o lotería, que sufragaba los gastos que pudiese haber. Entre ellos, adornar el altar, cenas, “mascletás”, comidas etc.
Como he señalado, la fiesta podía desarrollarse en un día o en dos. Si era solamente el domingo, este era el programa de actos. Las Clavarias ataviadas con teja y mantilla negras acudían a una misa en honor del patrón acompañadas de una banda de música. Más tarde se disparaba una gran “mascletá” y de allí se iban a comer. Tras llenar el estómago para recuperar fuerzas, marchaban las Clavarias, ahora con traje de buñolera, hasta el Paseo de San Luis. Una vez hecha la vuelta de rigor, se regresaba a casa y se cambiaban de ropa. Se enfundaban el traje de gala y de nuevo a la iglesia. De allí partía una procesión con la imagen de San Venancio, que portaban los soldados que estaban de permiso en Buñol o los del destacamento que había en Corrons. Tras esto, el día concluía con el disparo de un castillo de fuegos artificiales y con el típico letrero de “Viva San Venancio” iluminado. Y por supuesto, con la pertinente cena. La diferencia de si se celebraba en un día o en dos, era que el sábado se realizaba una pequeña ofrenda a la Virgen de los Desamparados. El domingo, era tal y como he relatado con anterioridad.
¿Qué ha pasado con la fiesta de las Clavarias de San Venancio?
Pues como pasa con muchas tradiciones, que si no se mantienen están abocadas al olvido. Es lo que pasó con esta. Según mis fuentes, estuvo realizándose hasta finales de los 90. No obstante, indagando para realizar este artículo, me encontré con la sorpresa de que en el año 2010 se volvió a recuperar.
Fue un grupo de amigas encabezadas por la Reina de la Feria y Fiestas de 2009, Silvia Calvo. Ella convenció a la que fue parte de su Corte de Honor de aquel año y a algunas amigas, para recuperar esta tradición. Silvia me contó que al sacristán de la iglesia San Pedro Apóstol, Luis Carrascosa del Valle, le pereció genial que se recuperara la festividad, porque se cumplían 10 años desde la última clavaría.
Silvia recuerda con mucho cariño ese día, porque todas sus compañeras e incluso la que era concejal de fiestas entonces, Pilar Garrigues, se lo pasaron en grande. Además, Silvia me dijo que Pilar las ayudó en todo lo que pudo para que la fiesta se desarrollase como antaño. Recuerda que lo hicieron todo en un solo día y que no se dejaron prácticamente nada. Una partición de músicos fue a casa de cada clavaria, las recogió y más tarde las acompañaron a misa. Una vez allí, fueron a San Luis a ofrendar y regresaron en pasacalle hasta el Ayuntamiento bailando al ritmo de la música de la “charanga”. Una vez en el consistorio, se disparó una “mascletá”. Tras la comida, por la tarde salieron desde la Plaza de la Diputación en pasacalle, hasta llegar a la Iglesia, desde donde realizaron la procesión. Y así concluyó la jornada. Esta fue la última fiesta en honor a San Venancio que se celebró en Buñol.
Dado que asíesbuñol magazine es una revista que recoge la vida, costumbres, y, en definitiva, la idiosincrasia de nuestra localidad, con este artículo he querido tener un recuerdo para aquellas abuelas, madres, mujeres en general, que recuerdan con cierta nostalgia años pasados y concretamente esta festividad. Lo he hecho porque mi madre siempre me ha hablado con gran cariño de esta fiesta y de como muchas de esas clavarias fueron y siguen siendo a día de hoy sus amigas. Porque lejos de la festividad, lo que al final se recuerda son aquellos momentos que aportaron algo de felicidad a nuestras vidas. Y creo que, para muchas mujeres de la localidad, esa festividad de San Venancio es uno de esos momentos.
A mi madre, porque sí. A mi padre por las fotos. A Silvia Calvo por compartir su testimonio conmigo. Y a María Ballester por facilitarme el programa de la Fiestas de San Venancio del año 1929.
Luis Vallés Cusí
Periodista