La historia de Josefina Ferragut «la pescatera»

Se llamaba Josefina Ferragut. No tenía ni cuarenta años cuando empezó a ser «pescatera». Josefina enviudó y se hizo cargo del negocio familiar hasta que se jubiló. Aprendió el oficio de su marido, que falleció a los 44 años. No obstante, para entonces la familia ya había aprendido a la perfección lo de ser «pescateras». 

La familia Ferragut tuvo que tirar de amigos que les llevaban a la lonja a por el pescado fresco, ya que en sus comienzos no tenían ni vehículo ni carnet de conducir para poder llegar a Valencia a esas horas de la madrugada.

A las cuatro y media, Josefina y su hijo Ramón iban a la lonja a por pescado fresco. Con el género recién comprado, sacaban una mesa y la instalaban en las cuatro esquinas
–actual Calle Empedrado–, entre la zapatería de Consuelo Plá, la horchatería de Juanjo, la casa del «tío Garrigues» y frente a la fuente de dos caños muy típica en Buñol. 

Entonces Buñol era una zona muy comercial, especialmente la Plaza del Pueblo. Allí, Josefina Ferragut, ayudada por sus tres hijas, Pepita, Albertina y Victoria, regentaba el negocio. Estas niñas se criaron entre viajes a la lonja y pescado fresco, entre zapatos, comestibles, horchata y vecinos que en otras épocas daban vida a un pueblo donde cada familia vivía de sus oficios. 

La familia prosperó. Consiguió reformar su casa y comprar una furgoneta, de manera que, cuando el tiempo no lo permitía, abrían sus puertas y la pescadería se instalaba en su casa.

Cuenta Victoria, que iba con su caja de pescado fresco casa por casa para ver si los vecinos necesitaban comprar. De esta manera se hacía el negocio de antaño, de puerta a puerta, vendiendo a demanda, y limpiando si se requería el género, de forma que se quedaba listo para cocinar y comer.

Eran otros tiempos, tiempos en los que las mujeres sacaban a su familia adelante. Cuando Josefina se jubiló, el negocio no continuó en la familia, pero hoy en día guardan muy buen recuerdo de esa época. Esos años son el reflejo de familias trabajadoras, que convivían de oficios aprendidos de generación en generación, que a su vez servían para sacar a una familia adelante. 

Carmen Pérez, Manuela Bernat, María Dengue o la «tía Nana», fueron también ejemplos de mujeres trabajadoras dedicadas al pescado. Este año, y en concreto este mes, asíesbuñol magazine homenajea a estas mujeres, y en concreto, a este oficio. Mujeres luchadoras, mujeres con mayúsculas, que rompieron barreras sin apenas saberlo. Mujeres que marcaron un camino, que a día de hoy muchas seguimos.

AsíesBuñol magazine
Redacción

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