Y agosto llegó

Carta abierta de Francisco Blasco, presidente de la Sociedad Musical «La Artística» de Buñol a socios, simpatizantes, vecinas, vecinos y pueblo en general, a raíz de la polémica suscitada en torno a la organización del concierto homenaje a Henrie Adams

Debo confesar que desde hace algunos años, la llegada de julio y agosto me genera cierta ansiedad, sobre todo por ver como compaginar vida familiar, laboral y musical. Dicen que sarna con gusto, no pica. Y es cierto. Escuece más que la sal. Pero al final, todo acaba valiendo la pena.

Y Agosto llegó, y esta vez, con mucha temperatura. Tanto meteorológica, como metafórica. Supongo que se han dado las condiciones perfectas para una tormenta de verano. Unas elecciones con un polémico resultado, un concierto que no debería haber sido polémico y una completa falta de altura política de algunos miembros de la vida política de nuestro pueblo.

No escribo esta carta a título personal, ya que soy presidente de una sociedad musical, al igual que soy padre, marido o empresario, y cada una de estas facetas condiciona lo que debo o no, decir o hacer, y siempre tengo que tratar de ser coherente. Siguiendo esa simplísimo argumento, desde que soy presidente me he abstenido de hacer comentarios en redes sociales que puedan interpretarse de una forma política o social. Represento a una asociación plural, y por lo tanto,
respeto las opiniones de todos sus miembros, las comparta o no, al igual que espero que se respeten las mías. Y asumo que cuando deje el cargo, seguiré sin pronunciarme, ya que a todas mis facetas, deberé añadir la de expresidente de una Sociedad Musical (sin dejar de ser directivo). Hay que actuar correctamente cuando se está y sobre todo, cuando ya no se está.

Me ha resultado chocante cuando menos, que miembros de partidos políticos utilicen un evento musical, como arma para tratar de demostrar el error cometido en las urnas, casi, sin haber pasado un mes. Sobretodo por tratar de aferrarse a un hueso sin tratar de informarse de todo el contexto de la situación y de los malestares que se pueden generar en una parte de la población de Buñol. Como asociación, no nos metemos en la política del pueblo. Nuestra misión es poder conseguir los máximos recursos de cada consistorio para poder desarrollar nuestra desinteresada tarea de la forma más eficiente posible y con los menores dolores de cabeza. Ese respeto debería ser mutuo y el uso del sentido común, así lo aconseja.

En Los Feos se realiza una labor tanto cultural como social desinteresada, con el único propósito de continuar, mantener y si es posible, hacer crecer a la Sociedad Musical a la que pertenecemos, y dejar en las manos de quien tome el relevo, una asociación en las mismas condiciones, sino pueden ser mejores, que las que nosotros nos encontramos.

Independientemente de quien tome el relevo. Porque el resultado debe ser que nuestra sociedad gane, y las trabas son planteamientos egoísta de quien quiere demostrar cuanta razón tenía careciendo de amplitud de miras. Dicho esto, creo que antes de meter a una sociedad musical en una guerra política, debéis plantearos si con dicha guerra se mejoran claramente las condiciones de dicha sociedad, o si, por el contrario, se va a convertir en un problema añadido. Si no podéis sumar, al menos no restéis ni dividáis.

Durante esta semana, en una tertulia radiofónica se menciona que los miembros de la junta directiva que represento deberían tener vergüenza de que el concierto de homenaje a Henrie Adams no se haya realizado en Buñol. Por un lado, ya se expresaron públicamente sus últimas voluntades y salvo que la familia así lo hubiese requerido, nosotros debemos mantenernos al margen. Por otro lado, tampoco tenemos el poder que se nos quiere otorgar. El auditorio está cerrado y los conciertos que se iban a realizar allí durante este verano se han realojado tratando de ocasionar el menor impacto posible. El ayuntamiento ya expresó su opinión al respecto.

Como representante de la directiva, entiendo que soy yo, el que según la tertuliana, debo estar avergonzado. Y mira, resulta que tiene razón. Lo que me da vergüenza y coraje es no poder tener más horas para trabajar más por Los Feos, mientras veo como mis compañeros de la Junta Directiva y de la Comisión de la Fiesta del Mantón, trabajan sin parar para hacer que todo funcione, para preparar conciertos y fiestas, sin importar si están convalecientes de una enfermedad, en tratamiento, si van locos con el trabajo, u otros cientos de situaciones personales que doblegarían a más de uno, mientras ellos siguen al pie del cañón. Ese trabajo altruista lo hacen (hacemos), por el respeto que sentimos por el trabajo que realizan otros miembros de esta sociedad, ya sean colaboradores, padres/madres de alumnos o músicos, y por el legado recibido.

Entre todos se crea. Y lo que obtenemos es la satisfacción de haber realizado el trabajo. Entendedme, no espero ni tampoco mis compañeros palmadas en la espalda. No estamos aquí para eso, como tampoco estamos aquí para que se nos eche encima cualquier despropósito surgido, quizás algunos casos, de mentes que están por diagnosticar. La diferencia entre una crítica y un menosprecio es el objetivo del que las expresa. Cuando se quiere ayudar, es crítica. Y cuando se quiere dañar, ya no lo es.

Siempre he pensado que el sentimiento que procesamos por nuestra Sociedad Musical es una de las tantas facetas del amor. Y como tal, es un sentimiento altruista. Damos nuestro tiempo, trabajo y dinero para ver como crece, y no hay otro pago como ver que todo funciona y evoluciona. No entiendo a quien dice que ama a esta sociedad, pero le hace daño porque no le gustan las decisiones que la junta podamos tomar. Si la forma de expresar el desacuerdo se basa en dañar la imagen, el funcionamiento o cualquier otra faceta de nuestra sociedad, ya no hablamos de amor, es otra cosa. “Le hago daño pero desde el cariño” – nunca existió tal afirmación. Las puertas están abiertas para quien quiera venir a ayudar. Somos un grupo plural con pensamientos diferentes que acabamos tomando acuerdos democráticos, porque entendemos que es lo correcto.

A toda la sociedad política de Buñol, o al menos, al conjunto que ha tomado partido en los hechos que han dado lugar a esta carta, simplemente decirles que se trabaja desde el respeto y el amor por el pueblo que nos acoge. A veces hay que ponerse en los zapatos del vecino antes de hacer proclamas y soflamas, porque al final, vivimos en un pueblo pequeño donde lo más importante es poder convivir con respeto.

Francisco J. Blasco

Presidente

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