80 años del bombardeo de Buñol

El bombardeo de Guernica, 81 años después, es uno de los iconos globales que recuerdan la catástrofe de la Guerra Civil española.

Un ataque aéreo sin precedentes que, según documentó el historiador Xabier Irujo (codirector del Center for Basque Studies de Nevada, Estados Unidos) fue un regalo de Hermann Göering a Hitler en busca de su ascenso en la cadena de mando. El presente entusiasmó al führer, pese a llegar con unos días de retraso a las celebraciones nacionales de su 48 cumpleaños. 

Sin embargo, la principal realidad tras aquella masacre fue la experimentación por parte de las fuerzas aéreas de la Alemania nazi de una estrategia que definiría parte de la II Guerra Mundial. Registrado y analizado, un simulacro de actividad militar de la Luftwaffe cuyo principal interés en la contienda fue experimentar a espaldas de la Convención de Ginebra y con víctimas y ciudades reales. Acciones sin consecuencias que se recuerdan por la ofensiva sobre la población vasca, pero que ahora, el documental valenciano, Experimento Stuka, estrenado hace pocos días a lo largo de las principales ciudades de nuestro territorio, e incluso por el resto del estado español, documenta, que no fueron ni mucho menos las únicas. Y entre ellos se encuentra el que se llevó a cabo el día 3 de Diciembre de 1.938, en nuestra comarca, sobre los pueblos de Chiva y Buñol.

El Junker 87 o Stuka (del alemán Sturzkampfflugzeug, (“bombardero en picado”) fue un bombardero en picado y avión de ataque a tierra biplaza —piloto y artillero/operador de radio— alemán de la Segunda Guerra Mundial. Diseñado por Hermann Pohlmann, el Stuka voló por primera vez en 1935 y se estrenó en combate en 1936 durante la Guerra Civil Española como parte de la Legión Cóndor enviada por la Luftwaffe alemana.

El avión era fácilmente reconocible por sus alas de gaviota invertidas, su tren de aterrizaje carenado y fijo, y los bramidos de su sirena Jericho-Trompete («trompeta de Jericó»). Aunque resistente, preciso y muy efectivo en sus ataques, el Ju 87 era vulnerable a los entonces modernos aviones de caza, al igual que muchos otros bombarderos en picado de la guerra. Sus defectos se hicieron evidentes durante la Batalla de Inglaterra; su pobre maniobrabilidad, baja velocidad y poco armamento defensivo significaba que el Stuka necesitaba una fuerte escolta de cazas para operar eficientemente.

 

Labor de investigación 

En 2018, 82 años después del alzamiento de los sublevados contra el gobierno de la II REPÚBLICA, legítimamente establecido, del 18 de julio de 1.936 y el posterior estallido de la Guerra Civil española, un historiador comentó que se empleaban la mayoría de sus esfuerzos en investigar sobre épocas lejanas y no prestaban excesiva atención a sucesos más cercanos en el tiempo, en clara alusión a la contienda española. Lamentaba la desaparición de documentación a la que se prestó poca importancia a pesar de su valor, y sobre todo, las vivencias de muchos testigos de esos acontecimientos históricos que, por su avanzada edad, fallecían si haber sido consultados, o no comentaban, ¿por miedo?, ¿por las represiones facciosas?…

Una prueba palpable de este hecho es el bombardeo de Chiva y Buñol por aviones de la Legión Cóndor el 3 de diciembre de 1.938 que, a pesar de estudios de expertos (David Mújica, José Manuel Alonso Plaza o Juan Carrión) y de relatos como los de Joaquín Calvo Diago, piloto de ´Chatos´, que ese día estaba en el aeródromo de Chiva y fue testigo del paso de los aviones, es uno de los olvidados de las crónicas de guerra. No aparece en ninguno de los principales mapas de los bombardeos italianos y germanos en territorios de nuestro pueblo valenciano, y 80 años después todavía sigue arrojando dudas.

El bombardeo de Chiva por parte de la aviación alemana ha sido ignorado por la mayoría de estudiosos de la guerra aérea en España, que no lo citan en sus publicaciones. Hay que remitirse a publicaciones extranjeras para encontrar alguna referencia. Otro de los factores en favor de su olvido es la destrucción, ordenada por Hitler, de gran parte de los archivos de la Legión Cóndor al final de la II Guerra Mundial, por lo que es difícil concretar datos a la hora de hablar de esta unidad que apoyó a los ejércitos sublevados. El primer estudio serio sobre el bombardeo, publicado en 1.996 por una revista de difusión comarcal, atribuye la misión a aviones Savoia SM-79 Sparviero italianos escoltados por Messerschmitt BF-109 alemanes, hecho que posteriormente se comprobó como incierto. No obstante, el informe, califica la acción como «modelo de los ataques a poblaciones civiles durante la guerra de España, que pese a la definición de hipotéticos objetivos militares, la finalidad última de estos ataques es socavar la moral de la población y sembrar en ella la semilla del miedo», una hipótesis que el tiempo revela como acertada.

 

Bombas que caen sobre BUÑOL y Chiva.

A primeros de diciembre las operaciones bélicas en tierra están paralizadas. Hace pocos días que han finalizado la batalla del Ebro, los republicanos se baten en retirada y los golpistas ocupados en definir su ofensiva sobre Cataluña y Barcelona. En el aire la fuerza aérea se defiende, de los bombardeos a Barcelona y Levante por aviones italianos, Legión Cóndor e hidroaviones de la base de Pollensa, en Mallorca. Los bandos contendientes están en periodo de recuperación de las grandes pérdidas de vidas humanas y de material bélico, sufridas por ambos.

Al amanecer del día 3 de diciembre los Heinkel HE-111 del grupo de bombardeo K/88 salían del aeródromo Sanjurjo (Zaragoza) para reunirse con los Dornier DO-17 y Heinkel He-45 del grupo de reconocimiento A/88 destacado en Buñuel (Navarra). Minutos después, a esta formación, que superaba la treintena de aviones, entre bombarderos y de reconocimiento, se unieron los Messerschmitt ME-109 del grupo de caza J/88 que salieron de La Xènia (Tarragona) para efectuar labores de escolta.

Entraron en la provincia de Teruel para volar durante más tiempo en territorio amigo y a media mañana estaban descargando su carga mortal en la cementera de Buñol, muy alejada, por aquel tiempo, del casco urbano de la población, que no sufrió daños. Dirigiéndose más tarde hacia la Fábrica y Almacenamiento de Armas (Corrons), junto al Río de Buñol, entre fábricas de Papel.

 

CONSECUENCIAS 

A causa de estas explosiones se produjeron varias personas fallecidas, dos mujeres y dos hombres. La vecina Josefa Estellés Carrascosa, nuestros vecinos, Vicente Hernández Cervera, junto con Daniel Gómez Ballester y Daniel Gómez Navarro, padre y hermano de nuestra querida vecina y amiga de mi familia, Asunción Gómez, “La Pintora”, esposa del Tío Ernesto Perelló; éstos amigos, estaban pintando en “Corrons” y, seguramente, al estar en un lugar, estratégico y propenso a recibir un fuerte ataque, la familia Gómez, trataría de alejarse lo máximo posible de este enclave, con tan mala fortuna, y por qué no decirlo, por la más que deficiente puntería de los pilotos, no llegaron a impactar en la Fábrica de Armas, pero a ellos les alcanzó la metralla y acabó con sus vidas. También tenemos que lamentar entre las personas heridas, la Tía María Ramón, esposa de Ideal Miguel, madre de Daniel Miguel Ramón, que le fue amputado un brazo.

Maruja Carrascosa Manzano, hermana de Pepi Carrascosa y el tío Lenin, que vivía en los alrededores del Castillo nos comentó a la redacción lo siguiente, recordando el bombardeo: “Durante la guerra no vivimos tan mal como en la postguerra”.

Cuando el bombardeo, “nos dirigíamos hacia la zona de la Cabrera, con mi amiga Encarna, madre de la Ague, a llevarle la comida, como todos los días, a mi padre, que estaba trabajando en el “GURUGÚ” y allá por la antigua N-III, por Talleres Espejo, aparecían los aviones que venían, “anunciados”, por el intenso ruido de aquellos a los que llamábamos “La Pava”, a la salida de Buñol por la calle Pérez Galdós, nos pilló. Un soldado nos salvó porque allí cayó una bomba, nos escondió debajo de la carretera”.

Como anécdota: “En casa de mis padres, en el Castillo, la gente se refugió en la Torreta. Se habían dejado la comida en la mesa. Cuando volvieron, el “perrico”, que vivía con nosotros, estaba apoyado encima de la mesa, mirando los platos llenos, con hambre, pero sin tocar nada de nada, como si se hubiera contagiado de nuestro propio miedo”.

Por otra parte, nuestra vecina, Teresa Morán, nos recuerda, que a ella y a un grupo de amigas, les “cogió“ el bombardeo por la Calle El Molino. Algunos vecinos, intentando ponerse a salvo, las cogieron en un “brasau”, y las llevaron con ellos, al fondo de la Herrería del Tío Baúl, cayendo hacia el Barranco de Los Mudos. Pero, como ya dijimos anteriormente, además de intentar destruir la mayor parte de las infraestructuras importantes, como la Fábrica de Cementos, Estación de Tren, tanto de Buñol, Chiva, etc., pues buscaban el miedo psicológico, de ahí que cuando oían “Las Pavas”, se escondían en los refugios y con “un palico en la boca, para que no tuviéramos daño en los oídos”.

Minutos después la formación siguió la antigua carretera de Madrid-Valencia y giró alrededor de la Loma del Castillo de Chiva y enfiló el casco urbano de la población. Los destinos de las bombas fueron: la estación de ferrocarril, los depósitos de munición de la calle San Isidro y el cuartel de la brigada mixta 116 de la calle Pascual Piquer. Muchas bombas cayeron también en edificios civiles de la población causando graves daños.

La rápida reacción de los Polikarpov I-15 ´Chato´ destacados en el aeródromo de La Señera, que en esos días patrullaban el puerto de Valencia, permitió que el teniente Benigno Fernández Montés derribara el BF-109, pilotado por el brigada Walter Mäerz, que cayó en el paraje del ´Corral del Gato´. El piloto fue capturado con quemaduras graves en Cheste «donde las mujeres del pueblo intentaron lincharlo», según Mújica.

El avión y todo el material capturado estuvo expuesto en el casino de Chiva junto a las fotos y enseres del piloto. El experto asegura que también uno de los HE-111 resultó dañado por el fuego de los aviones republicanos y cayó a tierra en Montalbán (Teruel). No obstante la Legión Cóndor no reconoció nunca este derribo.

Agradecimientos a las fuentes consultadas: 

– José Ferrer, Periodista del LEVANTE-EMV. Maestro. Jubilado.
– Maruja Carrascosa Manzano.
– Teresa Morán Simón. 

Ferran Vallés Morán
Maestro jubilado

Share This Post

Post Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.