En un número anterior os hablábamos de cómo pensábamos adentrarnos en la lectura de varios clásicos de la literatura universal, pero en esta ocasión hemos ido un poco más allá y nos hemos preguntado: ¿Y si recuperamos un clásico juvenil?
Porque la literatura para jóvenes y no tan jóvenes es la eterna olvidada y a menudo pecamos de querer encarar las lecturas de los que ya no son tan niños pero tampoco adultos hacia ciertos libros que nos parecen los más adecuados para su edad o a las novedades del mercado. Como nos parece que como no por ser jóvenes tienen que leer solo la literatura juvenil de actualidad, que tampoco es necesario que lean novelas adaptadas, ni rebajar la dificultad de unos libros perfectamente pueden disfrutar, hemos pensado que un retorno de ellos hacia los clásicos puede ser una gran oportunidad. Y es que muchas veces no hay mayor placer que el de perderse como el que más entre las páginas de algunos de los clásicos que han entusiasmado a generaciones anteriores. Nuestras recomendaciones son, como siempre muy personales, y todas ellas son de títulos que nosotras disfrutamos en nuestra primera juventud.
Orgullo y prejuicio, de Jane Austen (editorial Alianza)
Para los más románticos, la historia de los encuentros entre Elizabeth y Darcy, a lo largo de más o menos un año, que seguro que os atrapará desde el primer momento. La novela plasma a la perfección y de un modo muy asequible al mismo tiempo como ambos personajes deben madurar y superar los prejuicios iniciales hacia el otro para poder descubrir que en realidad quieren pasar juntos su vida, a pesar de la peculiar familia de Elizabeth, del temperamento de Darcy o del carácter orgulloso de ambos.
Mujercitas, de Louise May Alcott (editorial Alfaguara)
Una novela de adolescentes escrita hace 150 años que aunque en ocasiones ha sido tratada como una novelilla o una obra menor conviene descubrir o redescubrir y darse cuenta de que intenta ir más allá y encontrar la novela moderna que en realidad es y que a día de hoy apenas ha perdido actualidad en muchos temas , como por ejemplo, en la denuncia que hace del papel secundario de la mujer en la figura de Jo, o en la de la madre relegada al cuidado de la familia y del hogar, o en las relaciones entre iguales, que no lo son tanto. Basada en las propias experiencias de la autora, nos cuenta las aventuras de las cuatro hermanas March durante cuatro años entre 1861 y 1865.
Dos años de vacaciones, de Julio Verne (editorial RBA)
Una magnífica novela de aventuras, igual que cualquiera de las otras obras del magnífico escritor francés Julio Verne. En esta ocasión nos narra las aventuras de quince jóvenes que tendrán que apañarse para sobrevivir en una isla desierta tras el naufragio de su barco. Es formidable como se cuenta una historia que en principio podría parecer tediosa pero que combinada con la inteligencia y audacia con la que los jóvenes harán frente a los numerosos contratiempos y peligros con los que se encuentran, deleita desde casi el primer momento.
Las aventuras de Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle. (editorial Alma)
El famoso detective inglés es otra magnífica opción para aquellos que gusten de la resolución misterios. Divertidas, fáciles de leer y sobretodo muy entretenidas, cualquiera de las numerosas aventuras de Sherlock es una magnífica elección. En esta ocasión Holmes y Watson se enfrentarán a doce historias de misterio que el propio Doyle reconocía como el canon literario, y que conforman los primeros relatos de su obra, entre las que podemos encontrar Escándalo en Bohemia, la aventura de la banda de lunares o el misterio de Copper Beeches, narradas, como de costumbre, por el doctor Watson.
En las montañas de la locura, de H.P. Lovecraft (editorial Alma)
Para aquellos que disfruten con las historias de terror recuperar al gran maestro del terror Lovecraft nunca está de más. Conocido por sus imaginativas a la par que espeluznantes criaturas fantásticas el escritor estadounidense nos brinda en esta ocasión un relato sobre una expedición a la Antártida en 1930 que descubre una cueva en la que harán un descubrimiento fatal que los llevármela a un mundo donde se alojan y conviven todo tipo de horrores. La historia se cuenta en esta ocasión desde la perspectiva de uno de los exploradores, el doctor Dyer, con el fin de alertar de lo que ocurrió y disuadir a futuras expediciones que quieran buscar el continente.
Beatriz Ginés Fuster
Licenciada en Hª del Arte
Amparo Gómez Pérez
Licenciada en Humanidades