Josep Collado Matamales

Sabido es que en Buñol todos tenemos nuestros colores musicales que, en la mayoría de los casos, vienen ya marcados en nuestro código genético. Pero los que amamos la música debemos prescindir de ese tipo de sentimientos cuando se trata de valorar cualquier logro de nuestras magníficas bandas, o queremos comentar los triunfos de alguno de sus músicos.

En este caso yo, litrero confeso, nieto, hijo, y tío de músicos litreros, quiero dedicarle un emocionado recuerdo a un buen músico de La Artística (los «Feos»), desgraciadamente ya fallecido. Se trata de Josep Collado Matamales, hijo de los buñoleros Josep Collado Galarza y María Matamales Carrascosa. 

Este malogrado músico nace en Valencia el 22 de Diciembre de 1970 e inicia los estudios musicales de percusión en la Banda Santa Cecilia de Sedaví. En 1983 se incorpora a la banda Unió Musical l’Horta, del Barrio de San Marcelino de Valencia, donde reside con sus padres. Es allí donde cambia la percusión por la trompa. Cursa estudios de solfeo e instrumento en el Conservatorio Superior de Valencia.

Buñol marca profundamente la sensibilidad de Josep desde su infancia. Deseoso de vivir el ambiente de una gran banda, en 1989 ingresa como músico en la Sociedad Musical La Artística, de la que era socio desde su nacimiento, y dos años más tarde pasa a formar parte de la Orquesta Juvenil. Con «los Feos» participa en grandes conciertos, destacando el celebrado en el Certamen Internacional de Bandas de Valencia, del año 1990, donde obtuvieron la Mención de Honor. Fue la mayor alegría de su vida como músico. 

La enfermedad golpeó a Josep desde su adolescencia, poniendo a prueba su resistencia y ganas de vivir. Entre los catorce y los veintidós años es intervenido quirúrgicamente en seis ocasiones y, en una de ellas, le amputan una pierna. Pero la esperanza de seguir tocando la trompa le daba fuerzas para seguir luchando contra el cáncer.

En sus últimos años Josep desarrolla una intensa actividad musical con su banda de Valencia y algunas colaboraciones: certamen Internacional de Kerkrade (Holanda) junto con su hermana Carmen (flauta), integrados en la banda de Benifairó de la Valldigna; concierto con la Unión Musical de Catarroja; viaje a Hungría con la banda del Instituto de Buñol (donde descubre la ópera, que sería una pasión y uno de sus últimos placeres); socio fundador de la Asociación Española de Trompistas; participación en la Escuela Internacional de Música de Verano (en tres ediciones); Curso Internacional de Trompa de 1991.

Pero en 1993, su titánica resistencia es vencida por el cáncer y fallece en Valencia un 29 de Enero, a la edad de 22 años, y es enterrado en Buñol.

En 1994 sus dos bandas, La Artística y l’Horta, junto con el coro Escola de la Masía, le dedicaron un concierto-homenaje en el Palau de la Música de Valencia. Por otra parte la Unió musical l’Horta ha fundado, en su honor y memoria, el concurso anual para jóvenes intérpretes «Josep Collado Matamales».

Concluyo con un pequeño poema que he compuesto en memoria y homenaje de este malogrado músico buñolero. Su título es…

 

Cuando la trompa enmudeció

Fue un veintinueve de Enero

Cuando la trompa enmudeció

Falta de viento y caricias

De aquel que tanto la amó.

Buen músico y mejor persona

Nos dejaste en plena juventud

La Artística y L’horta perdieron

Un músico grande y en plenitud.

En la partitura de tu vida

Hay notas de lágrimas y dolor 

Desgarradores pentagramas

Compases de ausencia temprana

Y contrapuntos de mucho amor.

 ¡Cómo brillaba el Palau

El día de tu homenaje!

La música atravesó sus muros

Y llegó hasta ti, estoy seguro

Al lugar de tu último viaje.

L’Horta fundó un concurso

Para intérpretes chavales

Que en tu memoria se llama

«Josep Collado Matamales». 

Tu trompa duerme en silencio 

Pero aún brilla como el oro

En ella te ven tus padres 

Y la cuidan como un tesoro.

Con este humilde poema

Mi homenaje quiero rendirte

Y dedicarte con emoción 

Unos versos que nunca yo 

Hubiera querido escribirte.

Donde quiera que estés Josep

La música sigue contigo

Y un dulce solo de trompa

Hace que el silencio se rompa

En tu honor, maestro y amigo.

Juan Simón Lahuerta
Buñolerómano

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