Jugar y aprender, el secreto de los más pequeños

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Los niños son sumamente especiales. Inocentes, sin maldad, los niños disfrutan la vida como solo ellos saben hacerlo. Le dan a cada cosa el valor y la importancia que ellos consideran y muchas veces aciertan. Dedican un poco de tiempo a sus obligaciones y pasan la mayor parte de su tiempo jugando, si pueden. Aprecian la vida de la mejor de las maneras y disfrutan. Pero no juegan solo para divertirse, juegan para aprender.

Se ha establecido que los cachorros juegan para poder adquirir determinadas habilidades que les serán necesarias en su vida adulta. Es la forma gratificante y maravillosa que la naturaleza ha encontrado para instruir a los cachorros y prepararlos para la vida que les espera. Del mismo modo los niños juegan para aprender. Cuanto más inteligente es una especie más tiempo dedica a jugar, para aprender más y ese es el caso de los cachorros humanos que necesitan aprender una gran cantidad de conceptos y capacidades para poder hacer más llevadera su futura vida.

Las etapas del niño y sus juegos

Los juegos son una excelente manera de hacer que un niño vaya aprendiendo. Es por ello que idear juegos divertidos para niños es el mejor camino para ayudarlos en esa difícil tarea que es crecer.

Pero no vale cualquier juego, es necesario emplear actividades adecuadas a cada etapa de crecimiento. Hasta los tres años el niño va tomando conciencia de su cuerpo y el mundo que les rodea, por lo que se puede decir que es una etapa de imitación. Los pequeños aprenden a base de imitar los comportamientos que ven en los mayores. Potenciar ciertas facetas en esta etapa de su vida será vital para su correcto desarrollo.

Entre los tres y los cinco años se encuentra la etapa de la imaginación. Son capaces de imaginar casi cualquier cosa, una caja de zapatos se puede convertir en un coche o una cámara de fotos simplemente dándole un giro. En esta etapa no es recomendable emplear juguetes demasiado acabados dado que limita su capacidad de imaginar.

Entre los cinco y los siete años aparece la etapa de “vale que”. Mediante esta frase los niños van aprendiendo a distribuir papeles, a poner cada personaje de su entorno en su lugar. El padre, la madre, sus hermanos, los médicos, etc., se colocan en el lugar que les corresponde.

Jugar con nuestros hijos es la mejor de las terapias

Si el juego es la mejor manera de potenciar ciertas habilidades y comportamientos en los niños, compartir esos juegos con ellos es una manera excelente de que las pongan en práctica. Debido a la rutina que llevamos muchas veces no podemos jugar con los más pequeños de la casa todo lo que quisiéramos. Es importante aprovechar cualquier momento para compartir con ellos juegos, para establecer con ellos unos lazos que van más allá del aprendizaje.

Javier Gázquez.
Experto en marketing ‘on line’.
Fundador de la web ‘blogtimista

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