Las tradiciones. ¿Deben adaptarse a los tiempos?

«La tradición es un guía, no un carcelero»
William Somerset Maugham

Acabamos de inaugurar el último mes del año y con ello, próximamente, tendremos la Navidad con nosotros, un acontecimiento que, por nuestro acervo cultural, por tradición, celebramos año tras año, cada vez con mayor anticipación debido a la trepidante escalada de consumo y ocio que envuelve nuestra sociedad.

Las tradiciones y las costumbres son el sello de identidad de los pueblos. Identidad que se transmite de generación en generación, y abarca desde todas las formas del arte (música, danzas, cuentos, pintura…) a la gastronomía y otras manifestaciones (taurinas, tala de árboles, extravagantes, doloras…). Tradiciones que seguimos, no por convencimiento, sino porque son así y rara vez dedicamos unos minutos en pensar o cuestionar el porqué seguimos manteniéndolas. 

Hay tradiciones inofensivas que aportan bienestar, alegría, unidad y renuevan verdades vitales. Otras, sin embargo, son demasiado opresivas o incomprensibles e incluso condenables, que chocan con la ética y la moral. Desde el respeto a todos los pueblos y reinos de la Madre Naturaleza, deberíamos reflexionar y preguntarnos si las tradiciones deben entonces permanecer invariables o deben adaptarse a los nuevos tiempos, en este caso, al siglo XXI.

El pasado verano, tomando una copa a la luz de la luna con un grupito de amigos de varias generaciones, coincidimos todos, tras comentar la dramática muerte de varias personas debida a las fiestas taurinas que se celebran en muchos pueblos de España, que las tradiciones deberían adaptarse a los tiempos y evolucionar con nosotros. 

Es importante, pues, despertar en las nuevas generaciones el conocimiento de la cultura en la que han nacido para que la vivan, la sientan, la conserven y, especialmente, que la enriquezcan y la transformen con los valores que nos acompañan en los nuevos tiempos holísticos que vivimos, pues una tradición puede adquirir nuevas expresiones sin perder por ello su esencia. 

El archiconocido escritor y filólogo Tolkien decía que no debemos despreciar las tradiciones que nos llegan de antaño pues guardan en la memoria cosas que los sabios de otro tiempo necesitan saber, y que, si les diéramos más valor, este sería un mundo más feliz. Por otro lado, en una cultura totalmente diferente, el filósofo Krishnamurti decía que la tradición incapacita y entorpece la mente de manera inevitable. Ambas reflexiones, opuestamente sabias y acordes con la cultura que cada uno vivió en el pasado siglo, nos muestran la libertad de opinión individual. Opinión que siempre irá acorde a nuestra particular evolución de la conciencia. 

La esencia de la historia no es la permanencia, sino el cambio. Estamos siempre en un continuo proceso de transformación y evolución. Las tradiciones, como parte y legado de nuestra historia como Humanidad, deben transformarse y evolucionar a la par.

Os deseo unas Felices Navidades vividas con armonía, sencillez, consciencia y respeto hacia uno mismo y todo lo que nos rodea. Es a nivel individual, transformando nuestros valores y el orden de las prioridades, como podremos construir un mundo en equilibrio, con tradiciones que aporten y no al contrario.

¡Feliz Navidad!
¡Paz, amor y luz para todas y todos!

Emi Zanón Simón
Escritora

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