Testas y testuces coronadas

Ahora que se aproximan los Reyes Magos, y aunque estos tengan buena prensa, el asunto nos daría para reflexionar… Poca gente habrá en España, incluso amantes de la monarquía como institución, que piensen que Juan Carlos de Borbón y Borbón es, como ciudadano ejemplar y como rey, un rey memorable por su honradez y arrojo… Es más, si son monárquicos de pro y amantes de la crítica y la ilustración creo que no tendrán más remedio que ver en él un descrédito para la propia Monarquía como institución de futuro en Europa.

Eso en el supuesto de que la propia Europa tenga futuro y quieran los dioses del Olimpo que propiciaron su rapto que sí, que Europa tenga futuro. Los Borbones han sobrepasado todas la líneas rojas, desde el propio origen de la dinastía: poco ejemplar es Juan Carlos como lo fue su abuelo Alfonso, su retarabuela Isabel y su tremendo reretatarabuelo Fernando VII que, por traicionar, traicionó hasta a su propio padre… El descrédito de los Borbones no es un asunto de opinión u opción política, es un asunto que los libros de historia recogen y que la propia cultura popular conoce, aunque se esconda en el ritual y el valor de la sangre azul. 

Y, yendo a los libros, que es el asunto de este espacio, señalaríamos una triada de ensayos que analizan la monarquía. El primero de ellos, Dejar de ser súbditos, de Gerardo Pisarello, profesor de derecho constitucional, hace un repaso histórico de la institución monárquica en España desde Felipe V en 1700 a su lejano descendiente Felipe VI, ajustándose al valor de la historia como disciplina, analizando los diversos periodos, el cambio de los tiempos y planteando con substancia: ¿qué valores ha aportado la institución monárquica al devenir hispánico? Y… ¿qué sentido tienen las monarquías hereditarias en el mundo contemporáneo? Aporta información, análisis y un abanico de sugerencias para la reflexión y el posicionamiento con fundamento.

El segundo de la triada es Juan Carlos I: la biografía sin silencios, de Rebeca Quintáns. Desde hace más de cincuenta años la prensa y la difusión pública de la corona se ha ubicado en una verdad absoluta: el rey es el primer defensor de la democracia. Culto y refinado, pero sencillo y campechano; padre y marido ejemplar; defensor de las más nobles causas sociales y ecológicas; honesto, decente y demócrata, ajeno e incólume al mal gobierno; virtuoso entre los virtuosos paladines de la Constitución. Sin embargo, más allá de una publicitada estrategia institucional, la realidad se nos ofrece más oscura y menos virtuosa… La verdad es que el emérito tiene que refugiarse en los Emiratos del Golfo (¿quién en Europa acogería tal elemento?), precisamente en el golfo, cuando todos sus barquitos de vela se han llamado bribones. Adjetivos antiguos, «golfos y bribones», que el brillo de su corona ha hecho resplandecer de pura actualidad semántica y descriptiva. Para quien nada sepa del asunto Juan Carlos I, especialmente si le has dado la mano al rey, especialmente si crees en la monarquía, leerlo puede ser revelador de la dimensión moral del personaje.

Y el tercero para cumplir con la triada sería Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano, donde el autor, Andrés de Francisco, ya no se preocupa en este título por la monarquía actual española, sino que se ocupa de la idea democrática de ciudadanía que gravita sobre el principio de igualdad de libertades, de inclusión de todos/as los ciudadanos/as, de los grupos más vulnerables, de los que se ganan la vida con su trabajo para crear una sociedad vertebrada, democrática e inclusiva, un modelo de comunidad política en la que todos sus miembros puedan ser considerados igualmente libres, algo que difícilmente casa con lo rancio de las monarquías hereditarias alejadas de los principios básicos de la soberanía ciudadana. Un conjunto de ideas que pueden incentivar nuestra reflexión e invitarnos al cuestionamiento fundamental que los libros anteriormente citados se plantean: ¿necesitamos en verdad la monarquía para mantener una democracia sólida o es la monarquía precisa y «realmente» un lastre para ello? ¿Aportan algo las coronas a la idea moderna de ciudadanía o son el verdadero «coronavirus» de la soberanía? 

En fin, estos libros sobre reyes al filo de los Reyes Magos nos pueden dar ideas para pedir a los mismos reyes de oriente el fin de este anacrónico disparate.

«Queridos Reyes Magos de oriente, me encantaría que este año…» Vale.

Biblioteca Pública Municipal
bibliotecaspublicas.es/bunol

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