Personas decentes

La novela negra, policiaca, detectivesca, de intriga… o de los varios nombres que podríamos usar para llamarla, surge como género, como literatura popular, de consumo en algunas ocasiones, a finales del XIX en el ámbito anglosajón. Podríamos pensar en autores que todavía se leen: Edgar Allan Poe, Conan Doyle Wilkie Collins… pero es en el tránsito de siglo donde el género se afianza acompañado por la difusión de la lectura y el abaratamiento de las ediciones y es en el primer tercio de siglo XX donde surge la novela negra estadounidense, la novela detectivesca británica, la novela policiaca francesa y así así en otras literaturas, incluida la española: las primeras ediciones baratas de novela de «crímenes» de los años 20 y 30 –Joaquín Belda, Emilio Carrere , E.C. Delmar…–. O en entre el 50 y el 70 los muchos autores (y autoras) que se dedicaron intensamente a las novelas llamadas de «a peseta» firmadas, para más vender, con nombres «extranjeros»: Alf Manz, Fred Baxter, Mary Francis Colt…que llegaban puntualmente cada semana a los kioscos y corrían de mano en mano, de ojos en ojos, desgastándose la floja tinta con su lectura. Muchas, si no todas, de estas obras, andan perdidas con el indefectible paso de los gustos, las modas y los tiempos… 

A partir de los 60 el crecimiento del género fue notable y, a partir de los 80, exponencial: pensemos en la literatura de intriga alemana, francesa, escandinava o pensemos en español en Vázquez Montalbán, García Pavón, Juan Madrid, Andreu Martín, Jaume Fuster… o más recientemente Lorenzo Silva, Alicia Giménez Bartlett, Pérez Gellida, Eva García Sáenz… 

En el mundo lector encontramos lectoras y lectores que jamás frecuentan el género o quienes no salen de él. Entre ambos extremos, toda la posible gama: quienes sólo leen estas obras de vez en vez, quienes lo hacen con frecuencia, quienes sólo leen en verano, quienes sólo buscan lo que de calidad literaria pueda aportar el género, etc. 

Todo este prólogo, adelanto o romance viene a cuento de una obra novedosa y concreta: la última novela del escritor cubano Leonardo Padura «Personas decentes», que entra de lleno en el género. Padura tiene una amplia obra y desde los años 90 comenzó su serie policial de Mario Conde, personaje central de todas las entregas. En esta reciente novela sigue con los elementos clásicos de intriga o novela negra y además riza el rizo y lo refuerza con su gran capacidad narrativa, estilística y literaria. Hace ya más de 6 novelas y 20 años que Conde dejó la policía judicial cubana, pero Padura sabe colocarlo en el centro de intrigas y devaneos que utiliza para, como los buenos del género, retratar con fidelidad, hondura y perspectiva la sociedad donde se desarrolla la trama: «…y se acabó la fiesta muchaco. Películas parecidas a esta he visto yo unas cuantas. Cuando yo era chiquito estaban arreglando y planificando la economía, y cuando tú eras chiquito y yo ya era policía, se habló de rectificar errores y tendencias negativas en el país. Una miniperostroika cubana y… aquí estamos, muertos de necesidad, hablando de sustituir importaciones y no sé que cuento chino más…» 

Como en toda su obra, la policial –«Pasado perfecto», «Vientos de Cuaresma», «Adiós Hemingway»…– y no policial –«El hombre que amaba los perros», «Herejes», «Como polvo en el viento»…–, Cuba es el elemento vertebral: historia, sociedad, política, música, literatura… En «Personas decentes» nos muestra dos tramas paralelas que magníficamente se cruzan: los primero tiempos de la República tras la independencia de España y la actualidad social cuando en 2016 Obama visitó La Habana. Y ello le sirve para retratar aquellos primeros tiempos corruptos y revueltos y las tremendas historias humanas, sociales, políticas, económicas… de los últimos años 50 años del régimen castrista: comisarios políticos, «ateísmo científico», purgas literarias, éxodo o exilio, privilegios… En fin, todo esto que atrás queda escrito para una invitación. Tanto si somos lectoras o lectores de este género como si no lo somos, no se pierdan esta brillante creación de Leonardo Padura que, por contener, hasta contiene un profundo latido poético. Vean si no lo que escribe, dentro de la novela, dentro de la trama, una protagonista ausente que sucumbió a las depuraciones de los 70, la poeta Natalia Poblet : 

«Aun sigo aquí, Ana querida,

 evocándote mientras escucho los truenos

y también veo el rayado carmesí del cielo,

víctima de la tormenta.

Y, como tú, cómo entonces,

voy con el corazón consumido por el fuego:

uno más de los fantasmas que pueblan la ciudad.

A ti te sucedió en Moscú.

A mí me sucede en La Habana.

Pero como tú, pronto abandonaré mi sitio para siempre

y me precipitaré tranquila en ese puerto deseado,

sin dejar en herencia ni siquiera mi sombra.»

En fin, si quieren de verdad viajar a Cuba, lean «Personas decentes», «Como polvo en el viento» o cualquier otra del Padura que vive y crea en el Habanero barrio de Mantilla. Sí.

Biblioteca Pública Municipal
bibliotecaspublicas.es/bunol

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