Nieto de Joaquín del Pino Sánchez (virrey del Río de la Plata, entre 1801 y 1804) e hijo de Ramón del Pino Rameri y de Francisca Huet, Ramón del Pino Huet nació en el año 1809, en Montevideo. Tanto su abuelo y su padre como él mismo fueron ingenieros. Sus primeros años de vida transcurrieron en la Colonia de Sacramento (Uruguay), localidad de fuerte tradición militar, en la que su padre ejercía de sargento y primer comandante.
Durante once años (entre 1820 y 1831), estudió en el Real Seminario de nobles de Vergara (Guipúzcoa), una institución educativa superior destinada a educar a hijos de aristócratas, militares y funcionarios del Estado, que había sido fundada en 1776, a iniciativa de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. En dicho centro educativo, obtuvo el título de Ingeniero de caminos, canales y puertos.
Una vez finalizada la carrera, con tan sólo 23 años, aprobó las oposiciones para el cuerpo de Ingenieros del Estado. Su primer destino fue la dirección de la carretera general de Las Cabrillas. La nueva vía de circulación se estaba construyendo con la mano de obra del presidio, concretamente por los quinientos presos recluidos en el penal de este nombre.
Trabajando en Las Cabrillas le sorprendió el comienzo de la Primera Guerra Carlista. A finales de noviembre del año 1833, con el objeto de combatir a los carlistas –en colaboración con el teniente Francisco Castro, del regimiento de infantería de Mallorca– organizó un batallón de voluntarios con gentes de la comarca. Al mismo tiempo, propuso el traslado de los penados al castillo de Buñol (posteriormente, los presos fueron instalados en Requena, en el convento de San Francisco), tanto ante el temor de que un ataque carlista los liberase, sumándolos a sus filas, como para poder emplear el destacamento que los custodiaba en la lucha contra los facciosos. Los batallones de la Milicia de Buñol y Chiva protagonizaron varias victorias, pero también una tremenda derrota, en el carrascal de La Yesa (26 de julio de 1835), que incidió en la radicalización de la revolución liberal, ante el temor –infundado– de que los carlistas entraran en la ciudad de Valencia.
En los años en que trabajó en Buñol, se hizo miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, circunstancia acorde con su formación, sus inquietudes e intereses. Además, esta experiencia posibilitó que escribiera y publicara el libro titulado «De la conservación de las carreteras» (1841), traducido al francés, y reimpreso en 1845.
Cuando la evolución de la guerra obligó a parar las obras de la carretera de Las Cabrillas, Ramón del Pino Huet fue adscrito al puerto de Tarragona (diciembre de 1836), en calidad de ingeniero director. En esta ciudad, por primera y única vez, se comprometió en política. En 1840, se implicó, por el partido moderado, en las elecciones municipales de Tarragona, lo que le supuso un enorme disgusto y su enfrentamiento con los progresistas, con descalificaciones y réplicas que fueron publicadas en prensa.
Unos años más tarde, fue destinado a Salamanca. Allí, se ganó el general agradecimiento cuando dirigió la evacuación de un teatro, ubicado en la plaza mayor de dicha ciudad, que se había hundido (12/9/1845). Fue el responsable de la construcción de un puente sobre el río Tormes en La Encina (Salamanca).
En 1848 figuraba como Ingeniero jefe de 1º clase del distrito de Valladolid. En mayo de 1850 pudo inaugurar la carretera que unía Castilla con Aragón, circunstancia que contribuyó a que fuese distinguido como Comendador de la real y distinguida orden de Carlos III, «no sólo [por] los grandes conocimientos teóricos y prácticos que distinguen á este funcionario, sino [por] los grandes medios que posee». Hizo un proyecto para la ampliación del canal de Castilla, pero no llegó a ejecutarse, ya que la apertura de la línea férrea Valladolid-Alar del Rey (Palencia), con un trazado casi paralelo al del canal de Castilla, limitó en extremo su uso, dado que el ferrocarril resultaba más económico que el canal.
En 1851 Ramón del Pino figuraba como Ingeniero jefe de 1ª clase del distrito de Granada. Posteriormente ejerció de inspector de caminos, encargado de supervisar las obras públicas. En 1854 fue nombrado inspector facultativo para examinar los trabajos de la línea férrea que uniría Almansa con Alicante. En 1861 Ramón del Pino fue nombrado vocal nato de la Junta consultiva de caminos, canales y puertos. Gravemente enfermo, fue jubilado en el verano de 1865, cuando desempeñaba la presidencia de la inspección de ferrocarriles. A finales del año siguiente murió en Madrid, a la edad de 57 años.
Federico Verdet Gómez
Director IEC La Hoya de Buñol-Chiva
Instituto de Estudios
Comarcales de La Hoya de Buñol-Chiva