El auge del ayuno telefónico y por qué también podrías necesitarlo

Nos desintoxicamos del azúcar, la cafeína e incluso de los compromisos sociales, pero ¿cuándo fue la última vez que te tomaste un descanso de tu smartphone? En un mundo que se nutre de notificaciones, desplazamientos interminables y clics dopaminérgicos, un número creciente de personas está adoptando una nueva tendencia radical: el ayuno telefónico.

Es exactamente lo que parece: abstenerse intencionadamente de utilizar el teléfono inteligente durante un periodo de tiempo determinado para resetear el cerebro, recuperar la concentración y volver a conectar con la realidad.

Lo mismo ocurre con cualquier tipo de entretenimiento, donde se recomienda un descanso cada cierto tiempo. En el caso de las mejores tragaperras online Casino777, se recomienda hacer pausas durante la experiencia de juego.

Esta práctica, antes considerada extrema o poco práctica, se está generalizando, sobre todo entre los millennials, los creativos de la generación Z e incluso los profesionales del sector tecnológico. Y sus beneficios van mucho más allá de lo que cabría esperar.

¿Qué es el ayuno telefónico?

El ayuno telefónico consiste en desconectarse parcial o totalmente del dispositivo móvil durante unas horas, un día, un fin de semana o incluso más tiempo. La idea no es demonizar la tecnología, sino crear un espacio con respecto a ella. Es como el minimalismo digital con un toque de bienestar.

Algunas personas optan por microayunos de sólo 60-90 minutos durante las comidas, bloques de trabajo o antes de acostarse. Otros optan por retiros de fin de semana en los que los teléfonos se apagan, se guardan y se sustituyen por la interacción humana real, los libros y la naturaleza.

¿El objetivo? Romper el ciclo inconsciente de mirar el teléfono, reducir la fatiga de la pantalla y mejorar la salud mental.

¿Por qué se está haciendo tan popular?

El momento elegido para esta tendencia tiene mucho sentido. Tras años de aislamiento y trabajo a distancia impulsados por la pandemia, el tiempo frente a la pantalla se disparó. Según un informe de App Annie, la persona media pasa ahora más de 4 horas al día en su smartphone, y gran parte de ese tiempo no es especialmente significativo.

Consultamos los mensajes sin leerlos. Nos desplazamos por las redes sociales por costumbre, no por interés. Las notificaciones fragmentan nuestra atención en mil pedazos al día. Y aunque nuestros dispositivos son prácticos, también fomentan la ansiedad, la distracción y la sobrecarga de información.

El ayuno telefónico ofrece un reset. Una forma de recuperar el control sobre tu atención. Y para muchos, eso es un alivio.

¿Cuáles son los beneficios?

Los primeros en adoptar el ayuno telefónico informan de una amplia gama de beneficios inesperados, entre los que se incluyen:

  • Mayor concentración y productividad: Sin notificaciones, a la gente le resulta más fácil entrar en estados de flujo, esas profundas sesiones de trabajo en las que el tiempo desaparece
  • Se duerme mejor: Se ha demostrado que reducir el tiempo de pantalla antes de acostarse mejora la calidad del sueño, ya que la luz azul emitida por los teléfonos interfiere en la producción de melatonina
  • Mejor estado de ánimo y presencia: Las personas se sienten más conectadas con el mundo que les rodea y menos reactivas emocionalmente cuando no reciben constantemente el ping de las aplicaciones
  • Más creatividad: El aburrimiento, a menudo evitado por el uso del teléfono, es en realidad una poderosa chispa para las ideas originales y el pensamiento imaginativo

Y no es sólo anecdótico: los estudios científicos respaldan muchas de estas afirmaciones. Un estudio publicado en la revista Environment and Behavior descubrió que los participantes que pasaban tiempo en la naturaleza sin teléfono registraban puntuaciones de bienestar significativamente más altas que los que conservaban sus dispositivos.

Algunos escépticos argumentan que el ayuno telefónico es una tendencia privilegiada, más fácil de decir que de hacer para las personas con trabajos a distancia, responsabilidades de cuidado de otras personas o actividades digitales secundarias. Esta crítica no carece de fundamento. Desconectarse no siempre es realista para todo el mundo, pero no quita que sea una opción muy atractiva para ciertas personas.

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