El día 10 de abril del año 2025, presentamos, en la biblioteca de Buñol, el libro titulado «El Magisterio fusilado», coordinado por Wilson Ferrús. Fue un acto entrañable, con un público encantador. En el libro, se hace un recorrido por la trayectoria vital de 20 maestros valencianos que fueron fusilados entre el 3 de abril de 1939 y el 5 de agosto de 1942, entre ellos, Manuel Villa Oubiña.
A medida que el libro se ha ido presentando cada vez en más localidades, se ha constatado que, en realidad, no fueron 20 los maestros fusilados, sino algunos más. En la presentación de Buñol, intervino Manolo Roca Vallés, quien, con documentos en la mano –que ahora yo mismo estoy utilizando para hacer este artículo–, ponía de manifiesto que su tío, el maestro de Hortunas, Jesús Roca Pinach también fue víctima de la represión franquista.
Jesús Roca Pinach nació en Buñol, en el día 21 de mayo del año 1902. Era hijo de José Roca Silla y Pascuala Pinach García, ambos de Buñol, aunque el abuelo paterno, Vicente Roca Prosper era de Turís, la abuela paterna, Francisca Silla Bonacho, de Chiva y la abuela materna, Pascuala García González de Siete Aguas. Muy joven se identificó con el ideario comunista, al igual que su hermano José (nacido el 13 de octubre de 1899), obrero de la fábrica de cementos. Ambos se cuentan entre los miembros fundadores de la agrupación local del PCE de Buñol.
Dadas sus limitaciones físicas (una de sus piernas se hallaba mutilada), a pesar de carecer de título académico alguno, comenzó a trabajar de maestro, a la edad de 25 años, es decir, en el año 1927.
La guerra le sorprendió en Hortunas (una aldea de Requena), ejerciendo su profesión de maestro. Dado su compromiso con la izquierda, nada más acabar la guerra, fue detenido y procesado (causa 3494 V.-3). Jesús Roca Pinach, junto con otras siete personas más, se vio sometido a un Consejo de Guerra, por procedimiento sumarísimo de urgencia, que se celebró en Requena el 24 de mayo de 1939.
La sentencia, fallada el 28 de mayo, condenaba a tres de ellos –Jesús Roca Pinach, Eleuterio Guaita Juan y Federico Juan Herrero– a la pena capital (con las accesorias legales en caso de indulto), al resultar culpables de un delito de adhesión a la rebelión, con la circunstancia agravante de trascendencia. La sentencia a pena de muerte quedó en suspenso hasta que se recibiese el oportuno enterado del Cuartel general de Franco. Finalmente, se recibió el enterado del dictador, fijándose la ejecución de la sentencia para el día 9 de agosto de 1939. Un día antes de la ejecución, desde la capilla de la cárcel, Jesús Roca Pinach se despidió, por escrito, de sus seres queridos. En la misiva, cargada de emoción, esta víctima de la represión franquista, dirigiéndose a su mujer, Luisa Grau, decía: «me marcho alejado de vosotros con serenidad y pulso firme, me voy con la conciencia tranquila como quien ha cumplido con su deber de hijo, como esposo, como padre y ciudadano». La sentencia fue llevada a cabo en la misma ciudad de Requena, el día 9 de agosto de 1939. Ese día, en Requena, fueron ejecutadas 7 personas, que yacen, todavía hoy, en una fosa común. En su última despedida, el maestro de Hortunas, expresando su última voluntad, decía: «mis restos el día de mañana quiero que descansen en Buñol». No obstante, la familia, por respeto a las siete víctimas, ha decidido que no sea excavada dicha fosa.
Sirva este artículo para reivindicar la memoria de esta y tantas víctimas de la represión franquista, documentadas o no. La recuperación de la memoria democrática, de la memoria histórica, es un imperativo moral para todos y, desde luego, para los historiadores que nos ocupamos de este periodo. Más que nunca, es necesario llevar a cabo la reparación personal y el reconocimiento público de las víctimas de aquella atroz dictadura.
Federico Verdet Gómez
Director IEC La Hoya de Buñol-Chiva
Instituto de Estudios
Comarcales de La Hoya de Buñol-Chiva