MI EDUCACIÓN
Mi primer colegio de monjas
No soy como una esponja
y buscan la solución
el colegio de las monjas
la Inmaculada Concepción.
En este sitio tan divino
para pobres o para ricos
dan el bachiller femenino
y párvulos para los chicos.
Recuerdo, pues, de verdad
el teatro, la ilusión,
a la madre Trinidad,
mi primera comunión.
Como si fuera ya mío
después de decir amén
nos íbamos ya por el río
bajando ya el terraplén.
Y todos los niños finos
y sin pensar nada más
a torear los gorrinos
íbamos a casa Pallás.
Y más de un coscorrón
nos dieron en esta vida
por mancharnos de carbón
en esta singular corrida.
Y ver ya la evolución
de un combustible sano
serrín, petróleo y carbón
hasta la botella butano.
Tanto gitanos y payos
mira quien lo diría
en los meses de mayo
esas flores a María.
En eso yo no me integro
pues los niños y las payas
ellas uniforme negro
nosotros azul rayas.
Con toda sinceridad
y tengo mucha razón
obras de caridad
hacíamos un montón.
Tiene muchos cojones
y hay cosas que me irrito
íbamos para las misiones
a pedir con un chinito.
Quién pensaría esa mente
al chinito, moro o negrito
hacerle un corte en la frente
para meter el dinerito.
Y creo q había muchas
para pedir con decoro
eran negro, chino y moro
de cerámicas las huchas.
(huchas de cerámica
que eran un negrito,
un chino y un moro).
Y lo digo ya de verdad
siendo bastante sincero
el Día de la Hispanidad
salíamos a pedir dinero.
Y el convento ha terminado
con buen cambio donde
los haya
pues su fin fue el mercado
y ellas fueron a la Atalaya.
El colegio con el corazón
teníamos varias versiones
el de Inmaculada
Concepción
o colegio inútiles
cagarrones.
El ingreso y las
Escuelas Nacionales
Algo tendrán que hacer
dentro de este proceso
para hacer el Bachiller
tengo que hacer el ingreso.
Y busca una persona sana
que arregle este siniestro
pues coge a un tal Miñana
que resulta que es maestro.
Y empieza aquí a enseñar
dictado y ortografía
profesor particular
lo tenía cada dia.
Y para aprender ya la ciencia
y todo bien atarlo
nos íbamos pa valencia
o al mismo Montecarlo.
Y aunque era una pena
pues no me iba tan mal
para el Bachiller de Requena
me fui a la Nacional.
Maestros de buen corazón
había aquello días
don Luis y doña Asunción
y un tal Salvador Díaz.
Ellos muy bien hablaban
no paraban de enseñar
las ostias se les escapaban
si no dejabas de hablar.
Aún recuerda ya mi mente
sin hacer ya muchos males
del Ebro sus afluentes
y de las provincias, capitales.
Era la época del tintero
del Júcar y Guadalquivir
un control ya muy severo
y muy poco pa vivir.
Sin recibir ya paliza
y aún en esto mucho quiero
nos comíamos las tizas
y las moscas al tintero.
Y para estar fuerte y sano
y no criarnos ya feos
daban queso americano
y leche en polvo al recreo.
Para quitarnos la anemia
y dar un nuevo paso
nos pasan a la academia
los que hacíamos el repaso.
Juan Manuel Aparisi Ortiz
Farmacéutico y licenciado en derecho