Mujeres artistas

En mi tercer año escribiendo por el 8 de marzo sobre la mujer, he decidido dejar a un lado el mundo del cine y dedicarlo a las mujeres artistas, relegadas a un segundo plano a lo largo de toda la historia del arte. 

Las vemos en museos, galerías y redes sociales, siempre musas, nunca creadoras. Desde que, en 1985 las Guerrilla Girls denunciaron la nula inclusión de mujeres en el MOMA, los tiempos han cambiado bien poco. Por poner un ejemplo, en el Museo del Prado tan sólo encontramos 8 obras de mujeres frente a las 1.218 expuestas; algo similar ocurre en el Museo Reina Sofía, 54 de mujeres frente a 6.420 obras de hombres. Eso sí, más del 80% de las retratadas, son mujeres. Así pues, aprovecho esta oportunidad para destacar a varias artistas y a su vez, exponer el contexto en el que vivieron.

En primer lugar, hablaré de Sofonisba Anguissola (1535-1625), primera mujer de éxito en el Renacimiento, llegando a recibir clases del mismísimo Miguel Ángel. Trabajó el retrato y autorretrato, ya que como mujer no podía estudiar anatomía humana. Gracias a su contacto con el Duque de Alba formó parte de la corte de Felipe II con sólo 25 años, siendo pintora oficial de la reina. A los 35 años continuaba soltera y, pese al status que había alcanzado como artista, el rey acordó su matrimonio obligándola a abandonar su trabajo. Sin embargo, Sofonisba desafió al monarca, fugándose y casándose con un marinero y creando en Italia su propio estudio de pintura. Su trabajo, intimo, detallista y de una cualidad exquisita, permitió abrir las puertas para que futuras mujeres estudiaran arte, como fue el caso de Artemisia Gentileschi (1593-1656). 

Otra mujer adelantada a su tiempo fue Julia Margaret Cameron (1815-1879). Nacida en una familia de clase alta, pudo estudiar diversas artes, así como rodearse de grandes personalidades de la Inglaterra victoriana, entre ellos el escritor y fotógrafo Lewis Carroll, quien fue, además, su maestro de fotografía. Su obra está muy influenciada por dicho círculo de artistas prerrafaelitas, ya que en ella se puede observar un aura mística donde se aúna la religión, la pintura y la poesía, mayormente medieval. Diseñaba escenas donde disfrazaba a sus modelos, estableciendo una dinámica imaginaria, además de jugar con las superposiciones y desenfoques para alcanzar este ambiente de fantasía. Pese a exhibir su obra en la Exposición Universal de 1870, su reconocimiento fue póstumo. Incluso, hoy en día, sus detractores, critican sus desenfoques, apelando a su torpeza y no a su creatividad. De lo contrario, significaría que Julia era una avanzada a su época y no es un tema que interese fomentar.

Continuando con la era victoriana, cabe destacar a May Morris, hija de William Morris, líder del Arts & Crafts (artes y oficios), movimiento que trata de recuperar la esencia del medievo por medio de un arte manufacturado como reacción a la Inglaterra industrializada del momento. May Morris creció, pues, en un entorno prerrafaelista, además de ser modelo del artista Gabriel Rosetti. Su especialidad fue el bordado tradicional, alzándolo a la categoría de arte, así como la edición de libros y la joyería. Pese a vivir a la sombra de su padre, cabe destacar que las dos piezas de mayor valor vendidas por la empresa familiar Morris & Co., pertenecieron a May: «Primavera y Verano» y «Otoño e Invierno». De hecho, suyo fue el bordado que más fama dio a su padre: «Madreselva».

Tras la muerte de William, en 1907 fundó junto a Mary Elisabeth Turner la Women’s Guild of Arts, ya que irónicamente la Art Workers Guilt inspirada en su padre y defensora de la igualdad de oportunidades y derechos de los trabajadores, no aceptaba a mujeres. Con esta empresa, May ofreció a un gran número de mujeres de clase media la oportunidad de trabajar en el sector de artes y oficios, obtener una formación académica y mejorar su calidad de vida, otorgándoles independencia económica. Tal y como declaró: «Es la falta de una formación completa lo que obstaculiza a las mujeres en las artes, grandes y pequeñas».

Si sois seguidores del Arts & Crafts, os recomiendo Meltsetter, colección de papel pintado y bordados inspirada en la obra de May, creada por la compañía Morris & Co.

En último lugar, destacamos a Linda Nochlin (1931-2017), gran historiadora del arte, comunicadora y defensora de la mujer como artista. Sus trabajos tuvieron como tema central el rescate de la mujer como creadora, el estudio de las condiciones sociales, culturales en las que se vieron involucradas, o la división de géneros en el mundo artístico.

En 1971 publicó Why have there been no great female artists? (¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres?), texto fundamental en la historia del arte como parte de la teoría artística feminista. En él se lleva a cabo una investigación profunda de decenas de mujeres artistas, sus obras, la causa de su olvido, así como la apropiación de sus obras por parte de sus parejas, familiares y maestros (encontramos casos similares en Dalí o Velázquez, por ejemplo). 

Cinco años más tarde y gracias a un mayor reconocimiento de su trabajo e investigación, realizó la exposición Women Artists: 1550-1950, donde por primera vez en la historia se exhibieron las obras rescatadas de más de 80 mujeres creadoras, pertenecientes a 12 países diferentes. Este hito en la historia del arte sentó las bases del arte feminista, además de dar visibilidad a artistas contemporáneas desconocidas hasta el momento. 

Como conclusión, si bien actualmente se está llevando a cabo una gran revisión histórico-artística de las numerosas mujeres silenciadas por la historia, es de vital importancia, dar soporte a artistas actuales, creadoras de contenido, investigadoras. Es labor de todos y todas que nuestras artistas coetáneas no sufran el mismo rechazo y menosprecio que aquellas que las precedieron. Así pues, apoyadlas y dadles voz.

Nora Gómez
Historiadora del arte

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