A San Antón a les cinc en sol

En el libro de los libros los protagonistas manchegos dicen: «¡Oh, maldito seas de Dios (…) ¡Sesenta mil Sataneses te lleven a ti y a tus refranes! Una hora ha que los estás ensertando, y dándome con cada uno tragos de tormento… Dime, ¿dónde los hallas, ignorante, o cómo los aplicas, mentecato, que para decir yo uno y aplicarle bien sudo y trabajo como si cavase?» «Por Dios, (…) que vuesa merced se queja de bien pocas cosas. ¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna tengo ni otro caudal, sino refranes y más refranes?» 

«A mucho hablar mucho errar» y «En todas partes cuecen habas» y «Quien se acuesta en cama ajena madrugando se levanta» y «Quien canta su mal espanta» y «Amigo que no da y cuchillo que no corta el perderlo poco importa» y «Pobre con rica casado más que marido es criado» y «Treinta con sesenta no salen las cuentas». 

Los refranes son casi la sal del Quixote y de muchas conversas y es grande pena que anden medio perdidos en la lengua ordinaria y coloquial que medio se da, por decir algo, en estos tiempos del XXI. El idioma los ha atesorado como sabiduría en bruto y señalización certera para la vida. 

¿Acaso alguien dudará de la exactitud de: «Cuando veas las barbas de tu vecino afeitar pon las tuyas a remojar», o de «Donde te crees que hay cerdo no tienen ni estaca», o de «De grandes cenas están las sepulturas llenas», o de «Mucho agasajo cuando el tocino está fresco», o de «Los dineros del sacristán cantando vienen y cantando se van», o, para rematar sus exactitudes, «Veinticinco con cincuenta o sepultura o cornamenta» y «La avaricia rompe el saco». 

«(…) Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito, pero cargar y ensartar refranes a troche y moche hace la plática desmayada y baja», le apura don Quijxote a Sancho, aun cuando este no yerra en las más de las veces echando mano a su única fortuna, refranes y más refranes. 

Corren mal y corren poco, los refranes, digo, al punto de que raro es que muchos de ellos tengan cabida y hasta se entiendan: «Muela picada mala molienda», «Antes son mis dientes que mis parientes», «Herrando herrando perdió el oficio», «Quien con lobos anda al año aúlla», «En casa llena presto se guisa la cena». 

¿Serán los cambios de oficios, servicios, materias o miserias lo que los han ido, ¡ay!, acorralando contra las cuerdas de Google, Netflix… la pobreza verbal o el valle del silicio? «Cilicio y silicio todo es el mismo desficio».

«No más refranes, Sancho, dijo don Quijote, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento: y muchas veces te he aconsejado que no seas pródigo de refranes, y que te vayas a la mano en decirlos, pero paréceme que es predicar en desierto».

«Paréceme, respondió Sancho, que vuesa merced es como lo que dicen: dijo la sartén a la caldera, quítate allá ojinegra. Estáme reprendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos (…)». 

«Mira, Sancho, respondió don Quijote, yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo, como anillo al dedo; pero tráeslos tú tan por los cabellos, que los arrastras y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho, que los refranes son sentencias breves sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios…».

«Quien va fuera a casar o va a que lo engañen o va a engañar», y «No con quien naces sino con quien paces», y «Zorros de mi lugar igual que los otros o más», o «Más duele muela perdida que amor desgajado», o «A las muchachas en flor todo son abejorros», o «En abril cada gota vale por mil», o «En casa del herrero cuchara de palo», o «Agua por San Juan quita vino y no da pan», y «Mucha flor en primavera, buen otoño nos espera»

Pero, sea como fuere, y como esto va de libros, que no sentencias, desde «Refranes o Proverbios en romance» de Hernán Núñez en el siglo XVI, hasta «citasyrefranespuntocom», pasando por el extraordinario titulo «El porqué de los dichos» de José María Iribarren. 

Se sigue diciendo, hablando, escrutando sobre la tremenda riqueza que los mismos atesoran. ¿Podrá ser que nos los estemos perdiendo? 

Aun cuando «Quien mucho abarca poco aprieta», o «Mujer atenta cazuela servida», o «Desenamorado y desagradecido todo se da por perdido», o «Si no puedes hablar bien de tu familia cállate», o «No es bien nacido quien no es agradecido», o… 

En fin, llegamos, si es que has llegado, al cabo de estas palabras, como Don Quixote llegó al cabo de la vida y Sancho, cumpliendo, al cabo de la historia… 

Pues «En todos sitios cuecen habas», aún cuando hay sitios en los que sólo habas cuecen, y «A buen entendedor pocas palabras bastan», y «San Antón gorrinero de los santos el primero», o « Por San Antón huevos a montón» y «En San Antón a las cinco con el sol»… en Valencia, mas no en Aragón. Vale.

Biblioteca Pública Municipal
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