¿Tiempos mejores?

Comienza el curso escolar, estamos en el año 1954, septiembre. La niña, con cuatro años cumplidos, va muy contenta. Es su primer año de escuela. Ella ya sabe leer y algunos números, cuenta hasta diez y más.

Contenta, lápiz y pinturas, el colegio está cerca de su casa, llega enseguida.

Todo bien. La maestra, Doña Asunción, la coloca a su lado y empieza a leer. Pasa el libro. La niña sigue contenta.

Pasan unos días. La maestra manda colocarse en semicírculo y empieza a preguntar, de una en una. Cuando llega a la niña que conocemos, esta no sabe la respuesta.

–Pon la mano –dice Doña Asunción–, la palma para arriba.

La niña lo hace y la maestra le da un golpe con la regla. La niña, que no entiende lo que ha pasado, rompe a llorar. Se da la vuelta, coge su cartera, lápiz y demás.

–No volveré más a esta escuela –dice.

Se va a casa llorando y llega sin consuelo. Tiene suerte con sus padres. No volvió nunca jamás a esa escuela, ni de visita.

La maestra no pudo convencer a los padres para que volviera. Ellos no estaban de acuerdo con maltratar a los niños, algo, por otra parte, bastante frecuente en la época. Para que algunos añoren esos años… No lo puedo entender.

Carmen, sin más
Lectora compulsiva

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