El Campo de la Balsa Nueva no era suficiente, ni siquiera era reglamentario y las intenciones de ser un club serio obligaban a lograr un campo mejor.
Los hermanos Galán se convirtieron en protagonistas del futuro del club. Leopoldo era el presidente, Claudio era futbolista, y el mayor, Fernando, alcalde de Buñol. Los tres tenían alquilado un terreno propiedad de Francisco Carrascosa Pilán, el “tío Paco Carrascosa”, que estaba situado junto a lo que se conocía como “Balcón de Pilatos”. La puerta de entrada del nuevo campo estaba justo al lado, y de ahí que se llamara “Campo de Pilatos”. La construcción del único graderío, situado cara al sol poniente, detrás de la portería, fue posible gracias a la colaboración económica del Ayuntamiento, que con un esfuerzo importante, fue clave en la evolución del club de fútbol. Lógicamente, hacían falta unas oficinas, que se situaron en la pastelería de Rafael Escalambrín, en los bajos de la casa del “tío Bolondín”, que en la actualidad es Rosales. La inauguración oficial del nuevo estadio de Pilatos data de 1923, dando comienzo a una nueva etapa en la historia del club.
Para la historia de esta época, que se cerraría con la Guerra Civil, destacamos el primer campeonato regional conquistado por el Buñol en la temporada 1927-1928, con un equipo formado por veteranos y por jóvenes del Cervantes, equipo canterano. El triunfo, además, es destacable porque se logró junto con la imbatibilidad. Los equipos se dividieron en dos grupos. El Buñol Sporting Club, campeón del grupo Norte, debía enfrentarse al C.D. Colón, filial del Levante, que había sido campeón del grupo Centro. En el Campo de la Cruz, los nuestros ganaron 1-2. En Pilatos, la victoria fue más abultada, 5-1.
Después de la Guerra Civil el campo cambió de nombre por el de El Prado, nombre de la zona, y años después, tras ser ampliado y reformado, pasó a denominarse Beltrán Báguena, en homenaje a este personaje, amante de Buñol. Lo que no está muy claro es por qué se cambió la denominación por Club Deportivo Buñol.