Cóctel de ficción social británica

Hola de nuevo, amigxs seriéfilxs. Tal como os dije el mes pasado, he venido a cubrir vacaciones y aquí estoy de nuevo otro mes para recomendaros buena ficción y así poder ocupar algun ratillo de estos veranos infernales que parece –por desgracia–
que son la tónica habitual cada año desde hace ya unos cuantos y que, de no parar la megamáquina capitalista, se irán agravando para terminar friéndonos hasta que llegue el fin de nuestros días como especie. En el próximo número hablaremos de distopías y futuros apocalípticos que, con sus diferencias, ya no quedan tan lejos de la realidad.
 

Si en el número anterior os traía algunos títulos de ficción española señalando su buen estado de forma, este mes os propongo algunas series de producción británica, que históricamente ha sido una de las referencias y una garantía de calidad en el mundo de la ficción televisiva y especfíficamente en aquella con denuncia social. En cambio, la hegemónica industria estadounidense nunca ha sido un dechado de ficción con contenido social y sin embargo aprovecha cada película y cada serie de TV para meter propaganda encubierta y no tan encubierta de sus «valores nacionales». Y ya hemos visto dónde han acabado esos valores…

Pero vayamos al grano. En primer lugar os hablaré se Sherwood. La que iba a ser una miniserie en 6 episodios se ha convertido en una serie al estrenar recientemente una segunda entrega que no he visto, por lo que comentaré la primera. Genuinamente británica, encuadrada en Nothingamshire, una pequeña localidad minera, y famosa por los bosques que la rodean –hábitat de personajes míticos como Robin Hood–,  Sherwood es una serie que mezcla lo policial –hay una serie de asesinatos por resolver–, con el drama social derivado de las antiguas rencillas sin resolver de los más mayores del lugar desde las huelgas mineras de principios de los años 80, cuando Margaret Thatcher utilizó todo el monopolio –legal e ilegal– de la fuerza y la violencia estatal para reventar la unión sindical minera y así acabar disolviendo uno de los movimientos obreros más potentes de la época. Esos viejos rencores entre los que secundaron la huelga y los que fueron esquiroles, servirán como hilo conductor durante una investigación policial a raiz del asesinato de un antiguo minero. La serie, con interpretaciones extraordinarias de caras conocidas de la ficción británica, te atrapa de principio a final. La podéis ver gratis en la plataforma de RTVE Play. 

Mil golpes, la nueva creación de Steven Knight (Peaky Blinders) es mi segunda recomendación. El creador británico ya lo bordó en las 6 temporadas que duró su opera magna sobre la familia de gángsters de Birminghan, pero en esta serie lo ha vuelto a hacer. Vuelve a encuadrar la trama a principios del siglo XX aunque en esta ocasión en los bajos fondos del Londres victoriano: el East End, un lugar duro y hostil en el que sus gentes tienen que hacer lo que sea para sobrevivir. Bandas de ladronas, estafadores, apuestas clandestinas, explotación laboral y acción directa anarquista son el mejor coctel para una serie, aderezado con unas interpretaciones magistrales y una temática antirracista que subyace a través de la llegada al barrio de dos migrantes jamaicanos que llegan a la ciudad para buscarse la vida y que encontraran en los combates clandestinos de boxeo una forma de hacerse valer y salir a flote. Si a esto le añadimos a Stephen Graham en el papel de un veterano y peligroso boxeador del East End, venerado por el barrio e imbatido hasta el momento, podemos hacernos una idea de la calidad de una serie con un elenco de lujo y un extraordinario diseño de producción que además narra las tremendas desigualdades sociales de la época –que parece que hoy vuelven– y una lacra social, el racismo, que parece que tambien se está volviendo a poner de moda, para nuestra desgracia. Mil golpes, que ya en los títulos de crédito del último episodio anuncia una segunda temporada, tiene desde luego mimbres para convertirse en una nueva franquicia a la altura de su antecesora, Peaky Blinders, que aprovecho por supuesto para recomendar también.

En tercer lugar, os recomiendo una de las sensaciones de este año, Adolescencia. Esta sí, es una miniserie de solo 4 episodios que ha causado un tremendo impacto, primero en la sociedad británica y después en el mundo entero, por el delicado tema que toca y por la forma en lo que lo trata. Rodados los cuatro episodios en un único plano-secuencia, comienza muy fuerte con la policía entrando a saco en una casa de una familia inglesa de clase media para detener a uno de los hijos de solo 13 años acusado de haber asesinado a una compañera de clase. Cada uno de los cuatro episodios narra un punto de vista diferente: desde la policía, pasando por el centro donde estudia el chico detenido, el centro de menores donde una psicóloga le hace una evaluación y finalmente un último episodio durísimo en el que nos muestra cómo afecta esta situación al resto de su familia. Adolescencia es una serie valiente, una disección de todo el entramado social que puede llegar a ocasionar un daño tan profundo. Las amistades, el entorno, las experiencias, los egos heridos, la búsqueda de la sensación de poder y de popularidad, la sobreexposición digital en las Redes (inSociales) y la búsqueda de una reputación, la falta de referentes saludables, la poca o nula comunicación con adultos, y la brecha generacional que hace que haya una auténtica desconexión y un total desconocimiento del mundo de los adolescentes cuyos riesgos frecuentemente se minimizan o infravaloran por parte de los padres. Magistralmente interpretada, vuelve a repetir el gran Stephen Graham en el papel de padre, que además es co-guionista de la serie. Imprescindible. 

Por último, y para sacarnos la angustia y la desazón que nos haya podido generar mi anterior recomendación y disfrutar de un producto de ficción único, os recomiendo una de las mejores, más originales y divertidas series que he visto. Y he visto muchas. Hablo de We are Lady Parts, una comedia dramática de 6 episodios de apenas 25 minutos cada uno, cuya premisa es absolutamente genial: cuatro chicas musulmanas que tienen una banda de punk feminista –nada menos– buscan una guitarrista que mejore la calidad del grupo. Finalmente encontrarán a Amina Hussein, una aplicada estudiante de microbiología muy diestra con la guitarra que busca marido desesperadamente y que aceptará su rol luchando contra sus miedos, sus inseguridades y su pánico escénico. Las cinco chicas pelearán por salir del anonimato y poder llegar con su música y sus subversivas letras a un público más amplio para demostrar que ni siquiera las supuestas barreras e imposiciones que establece su religión pueden frenar el espíritu artístico y el mensaje tremendamente rompedor un grupo punk de mujeres musulmanas. Ternura, sororidad, diversidad sexual, crítica profunda al sistema patriarcal y feminismo(s). Mucho feminismo islámico. De ese que muchas veces el feminismo occidental deja de lado en un alarde involuntario (quiero creer) de etnocentrismo. We are Lady Parts es una hostia en toda la cara a todos los energúmenos –en masculino– que salen de cacería contra las personas migrantes (muchas veces musulmanas) y que culpan a las mujeres de sus frustraciones personales. Para ellos va dedicada. Y a vosotrxs, recomendadísima. Si solo queréis/podéis ver una serie en todo el verano, esta es la vuestra. Y hasta aquí por ahora. Nos vemos en el próximo episodio.

Jose Guerrero Moliner
aFICCIONado

Share This Post

Post Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.