En 1920 se decide construir la colonia para hospedar y educar a niños valencianos en época veraniega en Buñol y quizá no sea obra de la casualidad, dado el atractivo natural de este municipio, sino también por el tinte político municipal, correspondiendo la alcaldía al partido blasquista (Unión Republicana Autonomista), añadiendo la siguiente condición, era el lugar de veraneo de los activos republicanos y masones Vicente Marco Miranda, teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Valencia y diputado a cortes y el abogado Pedro Vargas Guerendiaín. A estos dos políticos les unía además su activismo político en común, radicales, participaron ambos activamente en la Sanjuanada en relación con otros militares masones valencianos como el teniente coronel José Bermudez de Castro, también miembro de Patria Nueva. Ambos masones colaboraron en la instalación en la localidad de dicha colonia, junto con otros prohombres republicanos de la época que disfrutaban del estío en este municipio.
La experiencia fue un éxito y se valoró la posibilidad de hacer un centro estable de colonias en Buñol para las escuelas laicas. Se contó con la colaboración del Ayuntamiento, que compró un terreno en la partida de Viachen con destino a la construcción de una casa de colonias. Al efecto y con el fin de financiar la construcción se abrieron cuentas para las aportaciones en los diferentes Casinos Instructivos.
Las obras, diseñadas por el arquitecto Mora y dirigidas por el maestro de obras Elías Matamales, se iniciaron el 1 de septiembre de 1.922 y la casa de colonias quedó inaugurada el 2 de septiembre de 1.923. El edificio inicial, de una altura y 40 m. por 10, contaba con capacidad para cien camas y aseos con servicio de duchas. La manutención y asistencia de los colonos se costeaba por suscripción popular, por lo que los niños y niñas participantes participaban de forma gratuita, tras una minuciosa selección en función de su condición física y necesidades ambientales y sociales. La organización era también innovadora, todos los maestros y maestras estaban a cargo de un grupo no superior a los doce colonos, siempre en permanente contacto con los niños; Dormían en el mismo dormitorio, se aseaban en sus mismos aseos, comían en su misma mesa, atendían de forma exquisita a los que no asistían sus padres los días de visita familiar, marchaban con ellos a las excursiones y les dirigían en las actividades de tipo educativo.
En referencia a los valores formativos la Colonia Escolar Blasco Ibáñez llama la atención por los conceptos renovadores en aspectos educativos. Los colonos no solo eran de ambos sexos, sino que además realizaban las actividades de forma conjunta, siendo un modelo de coeducación. Las actividades eran las habituales en un programa de colonias, primando al mismo nivel las necesidades primarias de los asistentes (salud, alimentación e higiene) junto con los procesos educativos desde el marco no formal. Los niños realizaban gimnasia matutina, actividades deportivas, realizaban paseos guiados, visitas educativas, actividades culturales (Disponían de radio para hacer audiciones musicales e iban al cine del Teatro Penella).
Se fomentaba del mismo modo la relación con la familia, realizando encuentros dominicales con los familiares y cuidando de que los niños escribieran un día a la semana una carta a sus hogares. La Colonia Escolar Blasco Ibáñez funcionó regularmente desde su fundación hasta el inicio de la guerra civil, pasando por ella hasta 1.933 por esta casa-colonia sita en Buñol un total de 1.850 colonos. El año de menor asistencia fue de 75 colonos y el de mayor 300. Durante la guerra el edificio de Buñol fue ocupado por la Federación Universitaria Escolar, que instaló allí una colonia de niños de otras localidades que debido a los avatares de la contienda debieron abandonar sus casas, siendo este su papel hasta la finalización de la guerra civil.Una vez terminada la guerra civil, el edificio se reforma, se construyen los muros y escaleras que conducen al nuevo Albergue del frente de juventudes de Ramón Laporta, que fue inaugurado el 30 de mayo de 1945.
Después de algunos años el Albergue se transforma en Colegio de niñas hasta 1970, que queda abandonado hasta que en 1980 es recuperado gracias a gestiones del Ayuntamiento, después de mantener varias reuniones a niveles de provincia y del Estado, a través de la Delegación de Valencia y del Ministerio de Cultura. La inversión en el albergue para dejarlo en condiciones durante los años 1981 y1982 fue de 939.285 pts. La utilización fue en varios frentes:
· Casa de la Juventud.
· Clínica Municipal de Ginecología y educación pre y post-parto.
· Centro del Gabinete de Asistencia Social montado por Diputación y Ayuntamiento.
· Instalaciones para intercambios deportivos-culturales con otros pueblos.
Unos años después, a consecuencia de obras en el Hogar Rey Don Jaime, se acondicionó el albergue por parte del Ministerio con una inversión de unos 4 millones de pesetas para utilizarlo como sede del Hogar durante el tiempo de las obras, inversión que luego quedó cuando volvió a pasar al Ayuntamiento.
Con el comienzo de las obras del Auditorio de Música se pidió por parte del Ayuntamiento al gobierno valenciano, propietario del edificio, que lo acondicionara como albergue, sin embargo consellería prefirió invertir para este fin en el de Alborache, que estaba entonces en bastantes peores condiciones que el de Buñol. Más tarde empezaron a publicarse una serie de artículos en un diario de tirada en la Comunidad Valenciana, del estilo de uno que se tituló: “Buñol, hambre y miseria”, sobre la condiciones en que vivían algunos miembros de la etnia gitana en Buñol, concretamente una familia que vivía en una cueva bajo el Puente de La Venta. Así que durante la legislatura del 87 al 91, el Ayuntamiento facilitó el edificio a familias de etnia gitana, tras lo cual, en pocos años, el edificio quedó en tan mal estado que la Generalitat acabó por demolerlo en la legislatura municipal del 91 al 95.
Claudio García Rehués
Autor del blog bunyul.com