Ahí estamos

Cuenta A. Pereira en uno de sus cientos de cuentos, cuentas o historias: «Cuando volvimos a la comarca después de más de 6 años por esos mundos de dios, un día, por Todos los Santos, íbamos en la Citroen C15, que Dios guarde en su gloria, por el camino del cementerio, cuando nos cruzamos con un motociclista en una Mobilette destartalada. Dijo Rosa: –Pero si este es el Esparteñas, que me dijeron que se había muerto. Y yo, como si fuese lo que fuese, dije: –Podrá ser porque desde antiguo, por estas fechas, siempre dejan salir del cementerio a algunos de los muertos… a los más espabilaos, claro». 

En la literatura, como en la vida misma, la muerte es un elemento referencial de todo corte y corte en sí. Cervantes mismo apuntaba en sus últimos escritos para el prólogo de Persiles y Sigismunda: «Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo esta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir (…) Mi tiempo se va acabando, y, al paso de las efemérides de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida (…) ¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!»

El maestro Thich Nhat Hanh, que «formalmente» murió hace unos años y cuya obra se mantiene vigorosa como la de Cervantes, que «formalmente» murió hace unos siglos, tiene un libro de título indefectible: «La muerte es una ilusión». «Nuestro mayor temor es el de convertirnos en nada al morir. Creemos que hemos nacido de la nada y que volveremos a la nada, y eso hace que nos invada el miedo a la aniquilación (…) la vida y la muerte no son más que nociones ilusorias. No son reales».

Las olas vienen y van, se generan y se disipan, pero el agua siempre permanece. La interdependencia está libre de cualquier concepto de principio o de fin, todo es un proceso de continua transformación. ¿Muere la semilla de la cual surge un almendro?

El asunto de morirse, en verdad, es materia principal de la cotidianidad más ordinaria y de la propia filosofía. ¿Puede haber una filosofía que no contemple este referente fundamental? Al hilo de la filosofía, al hilo Thich Nhat Hanh, para el filósofo griego Epicuro la muerte también era una «ilusión», o gozaba de una inexistencia en tanto y en cuanto no era tangible a nuestros sentidos parametrados desde la vida. Nos dice Diógenes de Laercio que decía Epicuro: «Es estúpido quien confiese temer a la muerte, no por el dolor que pueda causarle en el momento en que se presente, sino porque, pensando en ella, siente dolor. Porque aquello cuya presencia no nos perturba, no es sensato que nos angustie durante su espera. El peor de los males, la muerte, no significa nada para nosotros, porque mientras vivimos no existe, y cuando está presente nosotros no existimos». 

La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, que Dios guarde en su gloria, dedicó casi toda su vida a trabajar con los aspectos psicológicos del proceso de muerte y a buscar las maneras apropiadas de un buen morir. En su libro «La rueda de la vida», donde entrelaza biografía y experiencia profesional, nos dice: «Para quienes buscan comprenderla, la muerte es una fuerza altamente creativa. Los valores espirituales más elevados de la vida pueden originarse en el pensamiento y el estudio de la misma…».

Por lo demás, y casi sin salirnos de tiesto, cuenta A. Pereira en uno de sus cientos de cuentos, cuentas o historias: «…y ya sabes que antes cada semana podían caer en el pueblo un par de albaticos y va y una vez la tía, que en paz descanse, va y pasa por un velatorio, aún me acuerdo, por una casa de la cuesta y cuando entra va y dice como condolencia: «con lo bueno y trabajador que era». Primero se quedaron heladas, pues el velatorio era por un albat de pocos meses, pero después, cosas que pasan, difícil fue aguantar la risa hasta para los muy próximos y es que esto de morirse no tiene por que ser tan fúnebre, digo yo, ¿no te parece?, tú te crees… Así estamos».

 Sí, así estamos. 

Biblioteca Pública Municipal
bibliotecaspublicas.es/bunol

Share This Post

Post Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.