Buñoleros ilustres: Vicente Lambíes Grancha (Buñol 1886-Valencia 1969)

Vicente Lambíes Grancha «Valero» nace en el seno de una familia acomodada. Su padre, era un hombre de negocios dedicado a la fabricación de alcoholes y crianza de vino. Tenía la sede central en el Grao de Valencia y bodegas en Utiel, Requena y Socuéllamos. Sus productos se exportaban a otros países y, por ello, alrededor de 1990 decide abrir una filial en Sete, una pintoresca ciudad costera del sur de Francia. Allí se traslada la familia cuando Vicente tenía cuatro o cinco años. La estancia se prolonga y Vicente cursa el bachillerato francés en Montpelier. De ahí que dominara plenamente dicha lengua. 

Corriendo el tiempo, y ya en España, Vicente toma las riendas del negocio familiar, ampliándolo con la adquisición de una gran extensión de viñedos en Belmonte (Cuenca). Sobrado de energía, surge su vena política, que le lleva a militar en el Partido Unión Republicana Autonomista (PURA), con el que, corriendo el tiempo, ostentaría cargos de alta responsabilidad en la política valenciana y el gobierno central. En 1932 es designado por su grupo para la alcaldía de Valencia, cargo que ostenta entre mayo de dicho año y noviembre de 1934. La etapa política de Vicente se inscribe en el marco de la Segunda República Española, que es un período políticamente convulso, especialmente en su recta final. Su paso por la alcaldía de Valencia no es largo en el tiempo, pero sí denso y fructífero en cuanto a actuaciones y proyectos. 

Durante su mandato como alcalde, obtiene acta de diputado por la provincia de Valencia para las elecciones generales de 1933, cuyo resultado es muy favorable al grupo político de Vicente. De los siete escaños por Valencia capital, cinco son para el PURA y de los trece por la provincia, el PURA obtiene nueve.

Ante unas decisiones del gobierno que perjudican los intereses de Valencia, el concejal Sigfrido Blasco (hijo de Blasco Ibáñez) denuncia «…la burla que a Valencia se le quiere inferir, privándole de que, en los astilleros de la Unión Naval de Levante, construyan dos buques de ocho mil toneladas cada uno, con destino a la línea de Fernando Poo que ahora sirve». El alcalde Lambíes toma cartas en el asunto y envía al ministro de Obras Públicas el siguiente telegrama: «Asamblea Corporaciones, entidades económicas, fuerzas vivas y parlamentarias, ruega V.E., como diputado por Valencia, promueva la rectificación inmediata e injusta actitud Dirección Navegación, que pretende arrebatar astilleros valencianos Unión Naval construcción barcos, apelando para ello cifras y datos inexactos e infracción normas legales respecto Compañía Trasmediterránea. Valencia espera intervendrá V.E., establecerá principios justicia y contribuirá demostrar que autonomía ensalzada discurso V.E. no es privilegio determinadas regiones.- Lambies».

Dada su larga y exitosa trayectoria empresarial, Lambíes atesora una amplia experiencia en temas económicos que, en momentos puntuales, aplica con éxito en sus tareas de gobierno. Por citar un ejemplo, Vicente R. Alós Ferrando, en su libro titulado «Reorganización, supremacía y crisis final del blasquismo (1929-1936)», nos dice cómo tras la crisis de Wall Street del año 29, y el aumento del paro en Francia e Inglaterra, estos países limitan sus importaciones, aplicando nuevos tributos al vino y las naranjas. «En Abril 1933 se convocan varias asambleas de los sectores afectados con la presencia de los alcaldes de sesenta municipios afectados, de Valencia, Castellón y Murcia, convocados por el alcalde de Valencia». Las gestiones posteriores de Lambíes ante el gobierno central tuvieron como fruto «subvenciones del 50% en los transportes y primas de 3 pesetas por caja de naranja al exportador… Las citadas medidas […] paliaron el problema, lo que supuso un importante logro para Lambíes».   

Durante su permanencia en la Alcaldía colabora activamente con el Departamento de Colonias Escolares de la Federación Universitaria Española (FUE), cuyos campamentos de verano para niños y niñas de seis a doce años tenían lugar en Buñol bajo los auspicios de su alcalde, Arsenio Galán. Los turnos de campamento son de treinta días, para sesenta y cinco niños y las salidas se efectúan desde el Ayuntamiento de Valencia, con despedida del alcalde. Entre los profesores y animadores, figura la maestra Carmen Solero que, corriendo el tiempo, sería la compañera sentimental del buñolero Peregrín Pérez Galarza, en Rusia. En 1933 se nombra un cuadro de honor entre los colaboradores más activos, en el que figuran, entre otros, el Rector de la Universidad de Valencia, Dr. Peset Aleixandre y el alcalde de Valencia, Sr. Lambíes. Ese mismo año, Vicente recibe el título de Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor de la República Francesa, de manos de su Presidente. 

En 1933, se inaugura el Puente de Aragón, cuya construcción había comenzado en 1927. Este puente, que prolonga la Gran Vía de Marqués del Turia en dirección al puerto, libera el Puente del Mar, convirtiéndolo en peatonal y sustituyendo sus rampas por escaleras. También en 1933 se acomete una reforma integral de la plaza de Emilio Castelar (hoy Plaza del Ayuntamiento). Se construye en su centro, una monumental plataforma triangular, con acceso por varias escalinatas. En el semisótano de la plataforma se instala el mercado de flores. El proyecto de esta obra es del arquitecto municipal, Goerlich y, por ello, se le conocía popularmente como la «Tortada de Goerlich», que desaparece en otra remodelación de 1961.

Vicente siempre se mantiene fiel al blasquismo, en el que milita desde 1920. Precisamente en 1933, al ser repatriados los restos de Blasco Ibáñez a Valencia, le cabe el honor, como alcalde, de presidir los actos organizados con tal motivo. Vicente, junto con otras autoridades y personalidades habían viajado desde Mentón (Francia) hasta Valencia en un buque de la Armada Española acompañando al féretro. La recepción de los restos del escritor en el puerto de Valencia, la encabeza el presidente de la República, Alcalá Zamora y la capilla ardiente es instalada en la Lonja, donde permanece cinco días. 

El 30 de octubre de 1934, Vicente renuncia a su cargo de alcalde. El Diario ABC del día 31 lo anuncia así: «Valencia 30.01.1934.- Como había hecho público este mediodía en la sesión municipal, que terminó después de las ocho de la noche, el alcalde, D. Vicente Lambíes, diputado a Cortes por esta provincia, presentó la dimisión con carácter irrevocable. Dijo que tenía abandonada su empresa de exportación de vinos, y que estaba decidido a dejar la Alcaldía para dedicarse a sus negocios».

Pero la carrera política de Vicente, después de su paso por la Alcaldía de Valencia, no se detiene. Mantiene su acta de Diputado y en 1935 se distingue por ser uno de los diputados que negaron su voto de confianza al gobierno presidido por el polémico y populista Alejandro Lerroux. 

En enero de 1936, por decreto del Ministerio de Agricultura Industria y Comercio, es nombrado Subsecretario de dicho ministerio. El Diario ABC, en su número del 9 de enero de 1936 (página 20), bajo el título «Industria y Comercio. Toma de posesión», lo anuncia así: «Se ha posesionado de su cargo de Subsecretario de Industria y Comercio D. Vicente Lambíes Grancha, dándole posesión el Subsecretario saliente, Sr. Badía. Asistieron al acto todos los directores de aquel departamento y los altos jefes del mismo…». A simple vista, no parece muy coherente la aceptación de este cargo, habiendo dimitido como alcalde, dos años antes, para poder atender sus negocios. Tal vez disponía ya de la persona idónea en quien delegar sus asuntos empresariales.

Como ya se ha dicho al principio, Vicente es un hombre de negocios y empresario exportador de vinos, mistelas y alcoholes. Pero pese a sus múltiples tareas empresariales y políticas le apetece implicarse –y lo hace– en otras actividades asociativas, convergentes con su estatus e inquietudes personales. Así, es socio fundador del Rotary Club de Valencia, que le organiza una comida homenaje el ser nombrado alcalde y también lo cita en su revista de abril de 1936, felicitándole por su nombramiento de Subsecretario.

El declive le llega a Vicente cuando en el año 1936, los dirigentes del PURA son sometidos a una persecución implacable por parte de milicianos del sector más radical de la República, por considerarlos excesivamente moderados o «blandos». Es entonces cuando, viendo en riesgo su vida, se oculta durante un tiempo en el monte, en una choza de pastores por la zona de Venta Mina. Después, y en diversos lugares, tuvo que esconderse hasta el fin de la contienda. 

Como reflexión final, pensamos que Vicente Lambíes ni fue mejor en la exaltación, ni peor en el declive. La persona trasciende estos matices conceptuales. De lo que no cabe duda es que estamos ante un buñolero notable, que fue un empresario de éxito y un político carismático y eficaz. Como alcalde de Valencia, empleó toda su energía en mejorar la ciudad.

Del libro “La Villa de Buñol en el tiempo” (2ª edición – 2022) (Con permiso de su autor).

Fuente de imágenes:
– María Isabel Alcalde, Vda. de Lambíes (hijo).
– Carlos Sanchís Lambíes, nieto del personaje.

Fuente de datos:
– Carlos Sanchís Lambíes e internet.

Juan Simón Lahuerta
Buñolerómano

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