Libros & Cine

Desde los propios orígenes del cine convergen éste y la literatura con gran frecuencia, y esta convergencia está desde el origen, tan próximo del cine, hasta la fecha hinchada de conflicto: de entrada hay quienes piensan que ésta es un arte y aquel, el cine, no más un espectáculo. De ahí en adelante ya pueden imaginar.

Pero la certeza sin cuestión es que el cine desde sus orígenes y hasta la fecha se ha nutrido de obras literarias para sus productos, obras o espectáculos: en 1902 se filmó el primer Quijote, en 1910 Ana Karenina, en 1916 Sangre y arena

Si los productos audiovisuales enriquecen o empobrecen las obras literarias en las que tantas películas se basan sería cuento largo y, de facto, ha dado para mucho: ensayos, simposios, polémicas… cátedras incluso.

En 2017 Isabel Coixet, directora de cine, hizo una película tan sobre libros, que se llamaba “La librería” y se basó, como ya saben que es frecuente, en la novela homónima de la escritora inglesa Penelope Fitzgerald, donde relata en clave de ficción su propia experiencia como librera en la Inglaterra rural de los años 60: un libro sobre la vida y una vida sobre los libros. 

Coixet recrea y transcribe con sentido y tino la obra de Penelope Fitzgerald  eliminando en cierta medida la polémica que antes señalaba y dejando sellado un maridaje esplendido que nos lleva del cine a la lectura y de la lectura al cine: ver la cinta nos invita a leer la novela, leer la novela enriquece la película.

En 1923 Virgina Woolf, en medio de una de sus tremendas crisis, escribe La señora Dalloway; en 1999 Michael Cunningham escribe Las horas, donde narra como Virginia Woolf escribe en 1923 La señora Dalloway, a su vez en paralelo narra como Laura Brown en 1949 lee la novela de Virginia Woolf y a su vez entrelaza este paralelismo con otra protagonista, Clarissa Vaughn (la moderna Señora Dalloway de Cunningham), que prepara una fiesta a finales de los 90… Exitosa la novela, en 2002 Stephen Daldry dirige y estrena la película Las horas, basada en la misma, donde, con el brillo propio que a veces puede tener el cine, crea un espacio muy apropiado para entrar en el numen de la novela y más: nos pone en contacto con el mundo lírico de la obra narrativa de Virgina Woolf, nos invita a leer La señora Dalloway, nos invita a leer Las horas y, si somos lectores, a buscar en la obra de V. Woolf y de M. Cunningham.

Podemos pensar que el cine no es un arte, podemos pensar que la tremenda inflación audiovisual en la que vivimos está reñida con la lectura. Efectivamente, son procesos bien diferentes, podemos pensar y pensar y pensar, pero mientras pensamos señalo no más estos dos alentadores maridajes:

· La librería: Penelope Fitzgerald/Isabel Coixet.

· Las horas: M. Cunningham/S. Daldry… Virginia Woolf . 

Por si queremos echar al coleto algunas horas en nuestro provecho.

Abasto en Bibliotecas. Abasto en librerías.

Señalaba Sancho a Don Quijote, yendo ambos a su aldea, que en los venideros tiempos no habría venta, bodegón, barbería, posada o pueblo donde no hallaran las gentes que en esos momentos poblaran el mundo, imágenes representando la historia de sus notables hazañas.

 Tanto dio en el clavo qué se quedó corto.

Biblioteca Municipal
bibliotecabuñol.es

 

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