Avatar

<<Por más que cambien las cosas nunca olvides quién eres>>
De la película “Avatar” de James Cameron

¿Y quién eres, de verdad?

Según unas declaraciones del director de cine James Cameron a Europapress el año pasado, para diciembre de 2020 podremos disfrutar de la segunda entrega de “AVATAR”, la película de ciencia-ficción más taquillera de toda la historia del cine -en apenas unas semanas desde su estreno recaudó más de 2.000 millones de dólares- que enamoró y sigue enamorando no sólo por ser una película hermosa, fascinante, original, profunda, bien hecha… que, desde el planteamiento imperialista y de la biodiversidad, aborda todos o casi todos los aspectos de la vida: desde el amor, la amistad, la familia, la lealtad, la ecología, las culturas… a la vida interior, la conciencia, la filosofía, la espiritualidad… Como recordaréis, los protagonistas y colonizadores -de raza humana- de Pandora, una luna del planeta Polifemo, necesitan, para poder respirar y adaptarse a su atmósfera de alta toxicidad, introducirse en un avatar, es decir, un cuerpo físico creado en laboratorio a semejanza de los habitantes nativos de dicha luna, de piel azul y aspecto felino.

En todas las grandes religiones se habla de avatares. La palabra “avatar” proviene del sánscrito “avatâra” y significa “descenso o encarnación de un dios”. En este sentido, avatar es todo espíritu que ocupa un cuerpo terrenal: una manifestación divina en la tierra. James Cameron debió de encontrar en este término su inspiración tanto para dar nombre a su magnífica película -para mi gusto, sólo le sobran batallitas, aunque entiendo que es una película épica-, como para abordar la posibilidad en un futuro cercano de trasladar nuestras mentes a otros cuerpos biológicos.

Desde los años 80 del pasado siglo y con la irrupción masiva del mundo virtual en nuestras vidas en la última década, el término “avatar” se utiliza en internet, videojuegos, foros, plataformas de interacción, etc., asociado a un usuario real para su identificación (bien mediante dibujos, fotografías y objetos).

“Avatar”, por lo tanto, es un término familiar para el hombre/mujer de nuestro tiempo. Sin embargo, ¿os habéis parado a pensar, o habéis sentido en vuestro interior, que vuestra envoltura biológica humana es el avatar de un “ser superior”, de un espíritu, de una energía sutil, que lo necesita para adaptarse a la gravedad y experimentar o llevar a cabo una determinada tarea en este hermoso planeta que llamamos Tierra?

Sí, seguramente sí. Seguramente habréis sentido muchas veces que habitáis en ese cuerpo que se llama Alicia o Juan o Pedro o Carmen o…, que vivís y amáis dentro de esa envoltura biológica, por la cual, agradecéis diariamente vuestra existencia en este plano. Sabemos que somos un cuerpo físico, una mente, unas emociones, una consciencia que trasciende nuestro cerebro, que se expande más allá de la existencia terrenal donde está atrapada y que empieza a emerger en el momento que te liberas del cerebro al desencarnar, según nos dicen el neurocirujano y profesor de Harvard, Dr. Eben Alexander y otros grandes científicos (me remito a mi artículo “El viaje del alma”).

El desalineamiento entre nuestros diferentes cuerpos: nuestras acciones, sentimientos y pensamientos, hace entre otras cosas que nos olvidemos de quienes somos realmente y de que estemos en absoluta paz con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

Todo empieza pues, por tu interés en querer conocerte mejor a todos los niveles y en averiguar quién eres tú, de verdad.

Emi Zanón
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia
http://emizanonsimon.blogspot.com.es/

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