Calle del Candilejo

¿Sabéis por qué una calle del castillo de Buñol recibe el nombre de la calle del Candilejo? Tiene su explicación. Pero, primero de todo, ¿sabéis lo que es un candil? Según el diccionario es un utensilio para alumbrar que consiste en un recipiente lleno de aceite, una mecha sumergida en él, que asoma por un pico, y un gancho para colgarlo. Es decir, una lámpara de las que se usaban hace muchos, muchos años. 

Cuentan que en tiempos de los musulmanes un suceso terrible ocurrió en esta calle. Una noche dos hombres se batieron en un duelo a muerte con sus espadas. El ruido era terrible. El golpeteo de las espadas, los gritos de dolor, el ruido de sus pisadas. 

Todo aquello en una noche tranquila despertó a una de las vecinas, que se atrevió a salir. No sabemos si por querer ayudar o socorrer, o por alcahuetear. El caso es que la anciana salió de su casa para ver qué pasaba, pero lo que allí encontró la dejó completamente helada. 

Con su candil iluminó la cruel escena. En el suelo yacía el cuerpo sin vida de un hombre que se desangraba acuchillado. Pero al ver la cara del otro hombre huyó despavorida. Tuvo la suerte de que nadie la vio, pero tuvo la mala suerte de que, con el susto, tal y como a Cenicienta le ocurrió con su zapato, la pobre anciana dejó su candil olvidado en medio de aquella escena. 

A la mañana siguiente la guardia del califa encontró el cuerpo del hombre asesinado y un candil tirado en medio de la calle. El califa, en aquellos momentos gobernador del municipio, les ordenó buscar al dueño de ese candil para ver si había habido testigos de lo allí ocurrido, o por si el dueño de ese candil había sido el asesino. La guardia del califa estuvo buscando durante días e interrogando a los vecinos. Preguntaron casa por casa, pero nadie sabía a quién pertenecía ese candil. El califa se estaba impacientando porque no encontraba respuesta. La guardia prosiguió con su labor y, al final, uno de los vecinos delató a la dueña. Para sorpresa de todos, la dueña de aquel candil era una anciana vecina de la calle. Nadie podía creer que esa anciana hubiera tenido nada que ver con la muerte tan violenta del otro hombre, pero aún así los guardias se la llevaron presa. Metieron a la pobre anciana en las mazmorras del castillo y la interrogaron violentamente. Pero ella no contaba nada de lo ocurrido. Parecía que estaba tan asustada por decir la verdad que prefería morir en aquellas mazmorras a arriesgarse a contar lo ocurrido. Finalmente apareció el califa y le dijo: 

–Anciana, no temas y cuenta tu verdad. 

La anciana lo señaló y dijo:

–Tú fuiste quien lo mató. 

–Así es. Por lo que en lo que a ti respecta, te puedes marchar tranquila, has demostrado tu lealtad, nada temas.  Y, en lo que a mí respecta, solo el califa de los creyentes puede juzgarme, y ese soy yo.

Por ese motivo conocemos a esta calle como la calle del Candilejo. 

Agradecimientos de nuevo a Vía Heraclia por ayudarnos a encontrar estas leyendas tan interesantes sobre nuestro pueblo, Buñol. Alumnado del CEIP San Luis de 6ºde primaria: Rocío, Ayla, Aimar, Anthony, Daniel, Ahmed, Luis Alejandro, Gerard, Lucas y Diego. 

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