Farrajón está a salvo

Después de casi dos años de lucha incansable, esta semana hemos podido saber algo que no deberíamos olvidar jamás: que cuando la sociedad civil se une y pelea por una causa justa, hay muchas probabilidades de ganar.

El lunes pasado saltaba la noticia: desde la Dirección General de Territori i Paisatge, nos confirmaban que el entramado de 19 macroplantas que pretendía instalar la empresa Renovalia con una afección de más de 1200Ha entre las poblaciones de Buñol y Andilla, van a ser desautorizadas a través de un informe negativo de impacto ambiental. La primera de ellas, denominada “Godelleta 1” -por su evacuación en la Subestación de REE del pueblo vecino de Godelleta-, estaba situada en el enclave natural buñolero de Farrajón e iba a tener una afectación territorial de más de 70 campos de fútbol, llevándose por delante terrenos en producción de regadío, de secano, zona forestal, y toda la vida natural y las posibilidades económicas y de ocio que hay en ellos.

Pero estas macroinstalaciones de energías renovables -en torno a las cuales se está formando una peligrosa burbuja especulativa ecocida- no decaen fruto de algún milagro o del sentido común de las administraciones. Es -y ha sido siempre- la sociedad civil comprometida consciente del peligro que entraña vender la tierra que te da de comer y el monte que absorbe la porquería que dejamos a nuestro paso, quien acaba forzando a las administraciones a que apliquen siquiera por una vez un sentido común que camine hacia el interés general y no hacia el interés del sistema económico criminal que padecemos y que nos está llevando a la ruina.

En mayo de 2021 nació la Plataforma Salvemos Farrajón al calor de esta preocupación por la usurpación y destrucción de uno de nuestros espacios naturales, y después de mucho esfuerzo y tiempo dedicado a parar este sinsentido, lo hemos logrado; concentraciones en nuestro pueblo, 2 marchas por la zona afectada, mociones elaboradas para presentarlas en el Pleno municipal, campañas de sensibilización, charlas, exposiciones, manifestaciones en Madrid y València, y un proceso titánico de recogida de firmas por toda la Comarca para las alegaciones que habíamos elaborado en el que colaboraron con sus firmas más de 2000 buñolenses, ha dado por fin sus frutos.

Uno, que ya lleva mucho tiempo en estas historias y que con el tiempo ha aprendido a ir de de fracaso en fracaso sin desesperar, no puede estar más exultante. No solo por nuestro Farrajón. La lucha conjunta de todos los pueblos del rural afectados a lo largo y ancho de la Terreta, ha conseguido parar además, las macroplantas de nuestros vecinos de Godelleta y las 3 de Chiva (dos de ellas cuatro veces más grandes que la de Farrajón). La Comarca de la Hoya está de enhorabuena y no habría sido posible sin las sinergias con las gentes de nuestros pueblos vecinos, todo el aprendizaje conjunto y la inteligencia colectiva.

En Buñol, queremos agradecer especialmente a la PAH La Hoya por prestarnos ayuda económica y logística en los comienzos , a l@s trabajadores/as de Radio Buñol y a Hoyunclick por ayudarnos a difundir nuestras notas de prensa y comunicados, y a TODAS las vecinas y vecinos de nuestro pueblo que no dudaron en estampar su firma por cuadruplicado en las alegaciones que hemos presentado y que han permitido colapsar de papeles y de burocracia la Administración autonómica. Mil gracias por creer en nosotras. A la Administración local poco -o nada- hay que agradecerle,  porque lo que ha hecho, ha sido fruto de la presión y del trabajo de Salvemos Farrajón.

Y finalmente, y a título personal, quiero agradecer a mis compañer@s de la Plataforma por creer siempre que podíamos ganar una lucha tan desigual contra titanes empresariales que pueden comprar voluntades políticas y todas las portadas de periódicos con solo chasquear un dedo. Sí se pudo!

Sin embargo, no deberíamos olvidar que esta enorme problemática que -de momento- hemos conseguido salvar en nuestro pueblo, está más viva que nunca y continúa amenazando las tierras y montes del Medio Rural.

Farrajón, La Sierra de Chiva o los Campos de naranjas y viñedos de Godelleta, están por el momento a salvo, pero nuestra obligación es proteger todos y cada uno de los espacios naturales que siguen amenazados por la megamáquina capitalista. Esta batalla la hemos ganado, pero la guerra sigue en marcha. Y volverán a intentarlo. Y tocará estar preparadas para volver a pararlo. Que no nos pille con el pie cambiado como ha sucedido en otras poblaciones que por desgracia se van a tener que tragar este atentado medioambiental.

Saquemos conclusiones de lo que hemos hecho bien y sigamos alerta. En un mundo donde empiezan a escasear los recursos y que está obligado a un descenso energético después de haber agotado y quemado las reservas de combustibles fósiles de nuestra generación y de las que todavía están por nacer, estamos obligadas a vivir con menos pero vivir mejor y aprendiendo a hacerlo según los ritmos de absorción y regeneración que marca la biosfera. Es toda una revolución a todos los niveles. Nuestros gobernantes, presos del cortoplacismo que marcan los procesos electorales aún no lo han entendido. Tendrá que ser, una vez más, la sociedad civil quien les muestre el camino.

Mientras construimos ese nuevo mundo y transitamos hacia un modelo que por fuerza tendrá que ser radicalmente diferente, salgamos de las calles de nuestro amado Buñol, a patear ese “otro pueblo” que abarca ríos, montes, charcos, campos, huertas, umbrías y Soto bosques para admirar y amar las bases de la vida. Porque solo lo que se conoce, se valora y se ama, se defiende cuando está amenazado. Es un buen momento para salir del asfalto y empezar a pisar la tierra de nuestros ancestros.

Farrajón vive, LA LUCHA SIGUE!

Jose Guerrero Moliner

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