Vivíamos en una sociedad en la que todos nos creíamos en posesión de la verdad absoluta y pensábamos que éramos maestros en todo sin valorar todo los que teníamos y a esos profesionales que día a día se juegan la vida por nosotros.
Ha tenido que venir la naturaleza, o un virus creado en laboratorio, o lo que se nos quiera ocurrir, para dejarnos claro que somos menos que nada, que somos una puta mota de polvo en la inmensidad del Universo, que hoy estás vivo y mañana puedes ser solo recuerdo.
Ha tenido que venir una pandemia para que valoremos a los que están a nuestro lado, a esos hombres y mujeres que cada día recorren las calles, los que están de guardia durante un día, los que trabajan, obran y callan para que valoremos todo lo que hacen.
Ahora no hay picoletos, maderos o monos (Cómo los llaman algunos) ahora los que están en la calle son aplaudidos, los que van a los balcones de los niños a felicitarles los cumpleaños son también vecinos que están trabajando y con sus coches de policía hacen un poco más llevadero nuestro encierro.
Ahora los Bomberos son algo más que «apagafuegos» y vamos comprobando su valor, su profesionalidad y su arrojo tanto cuando apagan fuegos como cuando trasladan enfermos a hospitales o desinfectan nuestras calles.
Ahora los Sanitarios son héroes y personas que lloran porque ven en directo el dolor, la muerte y sufren porque son seres humanos que también tienen sentimientos.
Ahora vemos a nuestros vecinos ayudándonos unos a otros, sabiendo que quien vive a tu lado tiene nombre y no es el del 2B solamente, ahora ves a la gente solidaria, la que da sin esperar nada a cambio.
Ha venido una pandemia y deseo que nos haya abierto los ojos, ahora no hay afectados y afectadas, enfermos y enfermas, médicos y médicas, jueces y juezas, ahora hay solo seres humanos que se enfrentan a una amenaza y que en vez de mantener discusiones bizantinas, o preocuparse por quién la tiene más larga, están luchando codo con codo por salir adelante.
Triste y dura lección, espero y deseo que no olvidemos que es más lo que nos une que lo que nos separa y que lo que hasta hace poco para nosotros era fundamental ahora tiene su verdadera dimensión y podemos distinguir que un iphone es trivial y tu vecino muy importante.
Ayudemos a todos ellos quedándonos en casa.
Por: Justo Fernández.
Texto sacado en redes sociales. TCA Auxiliar de enfermería.