Este viernes 12 de febrero comenzó para muchos millones de personas asiáticas un nuevo año, para ellos el año 4719, que dentro de su calendario soli-lunar corresponde con el año del BUFALO de metal.
Como podemos observar por la diferencia del conteo del tiempo, cada cultura tiene una forma calendárica pero lo que nos llama la atención es que dentro del calendario gregoriano ningún año se repite. Para la tradición oriental que contempla todo como un acontecimiento cíclico, dentro de 12 años se volverá a repetir el año del buey, en otro elemento. Y como su calendario es sexagesimal, en 60 años volverá a ser el año del buey de metal.
Toda esto es para situarnos de una forma escueta, en el concepto del tiempo y de la vida que tiene ésta cultura ancestral. Que todo se basa en la observación de la naturaleza y del firmamento. Aunque sea ésta cultura la que lo celebra, el influjo de las características del año nos llega a todos seamos buey, tigre, dragón, o cualquiera de los otros signos del zodiaco chino.
Al nuevo año también se le conoce como la fiesta de la primavera, pues es en éste momento, si observamos a la naturaleza, comienzan los primeros brotes, las primeras floraciones. Es un movimiento incipiente, pero es también cuando el invierno empieza a declinar.
Cada año tiene relación con unos animales, llamados emblemáticos, porque nos realzan las cualidades de cada uno de ellos en estado libre, por eso hacer la diferenciación entre buey que está ya domesticado, o búfalo salvaje que tiene todo su instinto y características puras.
Los animales son 12, es un ciclo que se va repitiendo comienza con la rata y termina con el jabalí. Estos animales fueron los que acudieron a la llamada del BUDA cuando éste iba a ascender al cielo, así cuenta la leyenda. Y la posición que ocupan en el calendario es por el orden de llegada ante el BUDA.
Este 2021, está regido por el búfalo de metal. Va a ser un año calmado, como el buey, de constancia y perseverancia, de resistencia, dadas las circunstancias creo que es el momento adecuado para recibir esta característica, pero sin llegar hasta los límites de la extenuación, porque el búfalo resiste lo indecible ante una causa justa, pero si se da cuenta que abusan de su bondad y resistencia, se hace imprevisible y puede embestir con toda la fuerza que tiene éste animal.
También son años de introspección de mirar hacia dentro, ver y valorar nuestras virtudes, pero también observar cuales son nuestros defectos para hacer los cambios necesarios y evolucionar.
Son tiempos de ser muy prácticos de poner los pies en el suelo, trabajar y conservar, de dejar la cultura de usar y tirar, que hasta ahora nos ha regido, moverse en lo imprescindible y necesario para seguir.
Donde de nuevo se recuperan viejas tradiciones, pero sin olvidar LA CREATIVIDAD, puesta al servicio de lo cotidiano y esa una de las posibilidades que nos proporciona éste año. La de crear recursos, opciones para compartirlas en solucionar de forma solidaria.
También será un tiempo de claridad, donde no hay segundas intenciones. Después de todo este tiempo de engaños, mentiras de “fake news”, será de agradecer la claridad, la bondad y la gentileza del búfalo; todo esto hay que realizarlo con humor, sacar el payaso que llevamos adentro. Ya sabemos que los tiempos están convulsos, pero si no queremos perecer anímica y emocionalmente, hay que desarrollar ese humor que sale de la inocencia y de creer que con la disciplina y el trabajo interior, podemos dar la vuelta a ese sentir derrotista y generalizado que nos ahoga.
También se nos brinda la oportunidad este año de ser perseverantes en nuestros ideales, en nuestros proyectos y esa perseverancia nos traerá “ventura”.
Muchas cosas más se podrían decir a cerca de las virtudes de éste animal tan impresionante, pero la intención de éste escrito es solo una reseña, destacando lo que de forma más universal nos puede ayudar a todos a vivir los próximos once meses.
Les deseamos que este año del buey sea un tiempo de esperanzas, de expectativas, de confianzas entren los seres humanos.
Mar Estada.
