¿Es justa la ley electoral?
El voto que hoy se deposite en las urnas no vale lo mismo, depende de las circunscripciones.
En cada circunscripción se excluye a las formaciones que no hayan obtenido al menos un 3% de los votos válidos emitidos.
Con el resto de las formaciones, se ordenan de mayor a menor en una columna, se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción.
Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente.
¿Es justa esta forma de obtener escaños?, según los expertos podría mejorarse, a día de hoy beneficia a los partidos mayoritarios y perjudica a los pequeños.
tampoco benefician los votos en blanco, ya que son considerados válidos para hallar el 3% y esto hace que sean necesarios muchos más votos para cada escaño.
Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país.
Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad.
Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al «voto útil» ante la evidencia de que votar a opciones minoritariasen muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.
En España se utiliza la llamada ley D’Hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D’Hondt.
Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón.