Queencerto

Como todos sabemos, este es un annus horribilis en todos los sentidos, y para todos los gremios. Hemos visto parada en seco la actividad, y nos hemos visto ante el calendario y la agenda, tachando todos los bolos que ya teníamos cerrados, y observando con tristeza cómo se vacía de eventos este triste 2020.

En medio de este drama, hemos tenido un oasis, ya que hemos podido participar en el ciclo “Con seguridad… Conciertos” que organiza la Concejalía de Cultura.

En este caso, todo nace de la idea del director Francisco Carrascosa de hacer un concierto monográfico de Queen, pero acompañados con una Orquesta de Cuerda. Una vez aprobado el proyecto para poder actuar, se eligen las canciones, y Paco trabaja muy duro adaptando el material para cuerdas, mientras los músicos del Club de Rock Buñol, por nuestra parte, sacamos y adaptamos las canciones originales para así fusionarlas con la sonoridad de esta Orquesta.

La Orquesta está formada por músicos de cuerda de ambas sociedades musicales de Buñol, y por gente de la Orquesta de Macastre. Una vez conformada, su calidad sonora queda patente en el primer ensayo, realizado en público y al aire libre en el marco de la Plaza Molin Galán. Su Concertino José Guerrero destaca por su solazo en la mítica “Who wants to live forever”, mientras que las violoncellistas Alicia Gómez y Noelia Criado hicieron las delicias del respetable con sus solos en “Love of my life” y “Too much love will kill you”.

A las voces, tanto Raúl Navarro, como Elena Raya y Ricardo Zanón, realizaron un gran trabajo vocal ante un compromiso tan grande y exigente para las voces ante un repertorio tan complejo, y asímismo, el magnánimo Carlos Barrera derrocha generosidad artística en la interpretación de bases, pero sobre todo, en los solos del maestro Brian May. Los teclados de David Almerich se hacen notar en todas las canciones, tanto acompañando cómo a nivel solístico. La base rítmica queda en manos de David Tarín a la batería y un servidos al bajo eléctrico.

El resultado final pudo verse en el auditorio, con las 400 localidades disponibles agotadas, y pese al “lleno”, todos tuvimos una extraña sensación al ser nuestro primer concierto con unos protocolos de seguridad tan enormes… Raros… Molestos… Pero muy necesarios.

El éxito del concierto es un hecho, y la catarsis final lo demuestra cuando, ante un público entregado y participativo, se toca de Bis la mítica “I want it all” con la letra del maestro Pichana, reconvertida en “Soy de Buñol”, que hizo las veces de himno y cierre a una velada redonda, enmascarada, y con las manos bien limpias… Un tipo de prácticas que nos acompañarán durante mucho tiempo, tristemente.

Enrique Hernández Pérez
Presidente del Club de Rock Buñol

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