Recuérdalo tú. Recuérdalo a todos.

«Recuérdalo tú y recuérdalo a otros» es un emblemático poema de alguien que se llamó Luis Cernuda. Señala, como imaginas, la necesidad del recuerdo para la construcción de cualquier elemento humano, desde nuestra propia biografía hasta la estructura vertebral de cualquier colectivo. 

Si nos falla la memoria, como sabes, es el principio de la ruina y ese poema sirvió para dar título al conocido libro del historiador Ronald Fraser que recoge la memoria oral de la Guerra Civil y postguerra, trabajo que realizó a mediados de los 70 basándose en los testimonios orales de las muchas personas que aún vivían y habían vivido el trágico suceso de la guerra del 36 y sus terribles consecuencias. Sucesos que nos parecen lejanos pero que, por la substancia y peso de la historia, no lo son tanto…

¿Quién recuerda hoy a los muchachos de Buñol, Yátova, Cheste u otros lugares de la comarca que comenzaron una épica y trágica historia que los llevaría por senderos unos meses antes increíbles? ¿Quién podría relatar hoy las carreras de las gentes a los refugios urbanos en Buñol en 1937 o 38? ¿Alguien podría contar cómo fue la constitución marcial del primer Ayuntamiento, ahí en la calle del Cid, tras guerra? 

Tantos gigabytes en nuestros bolsillos, tantos datos en la nube y ¿quién recuerda cualquier evento mínimo o máximo? Quienes trenzaron la historia inmediata no cuentan ya entre los vivos y los vivos, como en una conjura, vinculados a un presente más que fugaz, somos arrastrados a la gran desmemoria del bigdata, donde en algún lugar queda qué compramos, por dónde pasamos, qué miramos, qué nos gusta y hasta dónde meamos pero no de dónde venimos, qué es aquello que nos precedió, quiénes antes que nosotras miraron, amaron, trabajaron, cantaron… Lean, por ejemplo, El enemigo conoce el sistema, de Marta Pierano o Bigdata y olvido, de Juanchu Giménez. 

El poderoso río del momento puede arramblar con toda substancia, no en vano es el alzhéimer una enfermedad in crescendo que no sólo ataca a la estructura cognitiva y memorística de las personas sino que podría ser la metáfora perfecta de lo que nos ocurre como colectivo social. Pero, quizás los libros, y llevando el agua a este pobre molino, puedan apuntalar, incluso reconstruir tanta desmemoria… Ahí tenemos el anteriormente nombrado de Ronald Fraser o podemos rescatar dos, de dos autores locales, Mi arco iris, de Jaime Rodríguez «Milá» o las memorias de Enrique Corachán Tiempo de guerra, días de lucha o podríamos frecuentar la literatura viva de un autor en la plenitud de su obra, Alfons Cervera, con Las voces fugitivas, donde se recoge su ciclo literario de la llamada «novela de la memoria». 

En fin, leer, todo un gozoso ejercicio para no perder pie ahora que parece que todos los pies andan perdidos y algunos toreros, como cuando Millán Astray, se salen de las plazas.

«Recuérdalo tú y recuérdalo a otros,
Cuando asqueados de la bajeza humana,
Cuando iracundos de la dureza humana:
Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.
En 1961 y en ciudad extraña,
Más de un cuarto de siglo
Después. Trivial la circunstancia,
Forzado tú a pública lectura,
Por ella con aquel hombre conversaste…»

Biblioteca Pública Municipal
bibliotecaspublicas.es/bunol

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