Respeto, por favor

No me gusta el término feminazi, es un término irrespetuoso, una aberración, combina dos términos con una historia tan opuesta que solo una mente perversa o mal intencionada ha podido fundir. Parece que a medida que avanzamos hacia sociedades más feministas y por tanto más igualitarias, se produce una reacción brutal y descarnada desde diferentes ámbitos (políticos, periodísticos, redes sociales) que intenta ridiculizar a las mujeres. 

El feminismo es una ideología que ha ido evolucionando a lo largo de la historia pero que, en esencia y desde sus orígenes, persigue la igualdad entre el hombre y la mujer. Las mujeres despertaron y tomaron conciencia de que su sexo no podía justificar la desigualdad que padecían y cuestionaron una sociedad patriarcal que las asfixiaba con sus estereotipos y las relegaba a la maternidad y al cuidado del hogar como único rol social. 

El feminismo no es lo contrario al machismo –¡que tenga que aclarar esto!–, el feminismo no se define contra nadie, tampoco es una ideología totalitaria que pretende aniquilar a ningún adversario. Los hombres no deben sentirse amenazados, es una estupidez. En alguna ocasión he oído y leído a hombres quejarse por la aplicación de medidas de discriminación positiva. Me parece una torpeza por su parte, de verdad.

La lucha feminista tiene más de dos siglos de historia. En 1791 Olympe de Gouges escribió la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana en Francia y en 1792 Mary Wollstonecraft redactó la Vindicación de los derechos de la mujer en Inglaterra. A finales del siglo XVIII ambas mujeres vieron como la Ilustración y el movimiento político y social que llevó aparejado se olvidaba de las mujeres como sujetos activos y merecedores también de ser consideradas ciudadanas. Estas pioneras en la defensa de los derechos de las mujeres no consiguieron su objetivo a corto plazo, es más, la prensa del momento consideró que habían cuestionado el orden natural de las cosas (!). El papel de la mujer era el de madre y esposa, el resto era cosa de hombres. 

Parece que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también cree que hay un orden natural de las cosas y en pleno siglo XXI gana unas elecciones con un discurso abiertamente antifeminista y defensor de la familia «natural». Sé que he dado un salto de tres siglos en mi exposición, ha sido deliberado. ¿Alguien piensa que la lucha feminista está yendo demasiado lejos?

A mediados del siglo XIX surgió el Movimiento Internacional de las Sufragistas en EEUU e Inglaterra para luego extenderse a otros países europeos. Su principal reivindicación fue exigir el derecho de las mujeres a ejercer el voto. El sufragismo británico fue especialmente activo y las reivindicaciones se fueron ampliando, e incluían, además del derecho de voto, el derecho de las mujeres a recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo, el derecho de las mujeres a ser las tutoras legales de sus hijos, junto a los padres, y la incorporación de las mujeres a la carrera judicial. A partir de ese momento la lucha por la igualdad ha sido una constante en la historia y se ha librado desde diferentes frentes: en los lugares de trabajo, en los partidos políticos, en los sindicatos, en la literatura y en la intimidad de los hogares.

El avance del feminismo en el mundo occidental es incuestionable. Desde hace unos años las manifestaciones del 8 de marzo son multitudinarias y las sociedades son conscientes de que la mujer y el hombre tienen que vivir en un plano de igualdad. La inercia es imparable, la igualdad real está a la vuelta de la esquina y quiero pensar que una niña que nace en el siglo XXI será lo que decida ser. Pero no podemos ceder terreno, no podemos bajar la guardia, no podemos retroceder, no podemos consentir que nos llamen feminazis de forma despectiva, tenemos que perseverar en nuestra lucha.

Las mujeres de hoy somos herederas de Olympe de Gouges y Mary Wollstenecraft, de las sufragistas, de Clara Campoamor y Simone de Beauvoir…. y de miles de mujeres anónimas que desde sus trincheras han luchado por conseguir un poquito más de igualdad y avanzar hacia sociedades más libres. Si en la Europa del siglo XXI queda mucho camino por avanzar, qué decir de países como Irán o Afganistán donde el mero hecho de enseñar tu cabello puede costarte la vida, u otros donde en nombre de la tradición se practica la ablación del clítoris.

La próxima vez que se os llamen feminazis, no lo toleréis. Respeto, por favor.

Paqui Cervera Cusí
Lda. Hª Contemporánea
Instituto de Estudios
Comarcales de La Hoya de Buñol-Chiva

 

Share This Post

Post Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.