Soy mujer

Me acostumbraron a pedir permiso. A no enseñar demasiado de mis carnes para no tentar. A no levantar la voz, porque no estaba bien visto. ¿Los pantalones? Para los chicos. Modosa y disciplinada, trabajadora y silenciosa. La sociedad me quería dócil. Pero un día descubrí que mi pensamiento tenía alas, quizás porque era invisible para los demás.

Para él (mi pensamiento) no existían las barreras que la sociedad nos imponía. Para él, leer estaba bien y no te ibas a volver loca por leer demasiado como opinaban los más desfasados, si acaso, aprender de esos libros te hacía más hambrienta de saber y eso no era malo. 

Para él, mi trabajo era igual que el de cualquier hombre y debía de ser igualmente recompensado, porque un poco menos de fuerza física podía ser compensada por un poco más de ingenio. Para mi pensamiento, el poder entre un hombre y una mujer estaba equilibrado, que cada cual tenía sus privilegios y sus dificultades y que uno no era mejor que el otro por razón de sexo. 

Yo estaba encarcelada por la presión de la sociedad en aquel momento. Educada en la represión de una dictadura cuyo mensaje era «la mujer en casa para atender al marido y a los hijos y ser un buen ejemplo de esposa y madre», o sea, olvidarse de una misma para atender las necesidades y deseos de los demás. Hasta tal punto lo creí que me olvidé de desear algo que no me impusieran los demás.

Pero ahí estaba mi pensamiento llamándome tonta. Enseñándome que fuera de mis autoinflingidas obligaciones había un mundo que yo podía hacer real, que esta sociedad que no me gustaba por sus tintes machistas, se podía cambiar. No de golpe. No a la fuerza. Pero, sí con la fuerza y convicción de que las mujeres somos libres para ser, para elegir, para creer, para crear…

Decidí hacer caso a mi pensamiento y desde hace mucho tiempo soy esa clase de mujer que ya no pide permiso para expresarse, para ser, para desear, para creer… porque para crear ya fuimos hechas.

Mujeres, no necesitamos pedir permiso para ser lo que queramos. Nosotras hacemos nuestro mundo. Hagamos pues la sociedad que nos guste.

La medicina, el derecho, la ciencia, la economía, la educación, el arte y el progreso, están en tus hijas hoy porque un día lo pensaste.

Mujer, tienes mucho que pensar aún.

 

Mujer hoy

Mujer, eres de puro acero
 y dulce como la miel,
cuando educas a tus hijos
con un sabio parecer.

Eres madre y cuidadora
y tu mente es tan abierta
que sueles aceptar despierta
los cambios en la vida.

Te adaptas a los nuevos tiempos
con sonrisa y alegría
siendo también experta
en nueva tecnología.

El yoga, la gimnasia
y múltiples actividades,
te mantienen en la ruta
de la salud y amistades.

Eres la que va delante
en progreso y democracia
y todo lo haces con gracia
luciendo el mejor talante.

 

Karmen Mas Cervera
Aficionada a escribir relatos

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