Discoteca CIMA

Había una vez en Buñol una discoteca que se llamaba CIMA. Y antes de seguir, por si alguien se pregunta el porqué escribe el artículo esta servidora y no otra persona quizá más versada en el tema, confesaré que había un interés personal para que se publicase, ya que fue una época importante para la juventud de aquel entonces y para el pueblo en general. Al carecer de documentación y viendo que una década se fracciona en diversas etapas y cada una con sus protagonistas, en este escrito voy a generalizar lo que probablemente significó para muchas de nosotras y nosotros la discoteca CIMA.

Se necesitaría un libro entero para narrar todos y cada uno de los acontecimientos que tuvieron lugar en esa discoteca desde que se empezó a gestar y abrió sus puertas en agosto de 1973, pasando por todo su esplendor y hasta su cierre más de diez años después, a mediados de los 80. Como he mencionado antes, no hay mucha información escrita, así que casi todo pasa por el «boca a boca» de los que fueron los protagonistas, muchos de los cuales ya no se encuentran entre nosotros. No mencionaré nombres porque fueron innumerables, desde los que participaron en la creación del espacio, pasando por pinchadiscos (Djs), camareros, porteros… Sin duda, una larga lista de personas, y no me gustaría dejar a nadie en el tintero. 

Muchas cosas se quedan en el olvido y otras se instalan para siempre en nuestra memoria. Estos recuerdos van cambiando de percepción con el transcurrir del tiempo quedando en nuestra mente como algo entrañable. La CIMA contiene vivencias de la vida de más de diez quintas de la Hoya de Buñol.

Historias de primeras y últimas veces, de risas y llantos, de diversión y aburrimiento, de bromas, de vergüenzas, de encuentros y desencuentros, de «festeos» que terminaron en matrimonio, de las «charretas» en la puerta de la plaza del pueblo cuando terminaba la sesión, pero sobre todo, allí en aquel pequeño espacio de la parte de abajo del cine de El Litro. Además del humo del tabaco, se respiraba el aire a LIBERTAD.

En los tiempos en que yo la viví, las primeras incursiones a la discoteca casi siempre eran porque ibas al cine, y aprovechando… a la discoteca. Eso sí, era en la sesión del domingo por la tarde, la del sábado por la noche llegaría tiempo después. Pero hablar de mi experiencia no sería significativo, ya que la CIMA está llena de tantas experiencias como tantas personas la frecuentaban, más de una década de gente que iba a divertirse, a trabajar o simplemente a ligar. Allí se escuchaban y bailaban («suelto» y si había suerte, «agarrao») todos los temas de la más novedosa y exitosa música que llegaba a Valencia. En eso el Litro no escatimaba.

Se organizaban numerosos eventos, fiestas temáticas con disfraces… La visitaron diferentes figuras del panorama músical del momento y, como no podían faltar, los famosos concursos de baile de variados géneros, que se realizaron durante algunos años.

La CIMA es la suma de las vivencias de mucha gente, de los recuerdos y de las anécdotas, experiencias de la juventud de entonces que vivía los últimos coletazos de la dictadura, pasando por la transición y el disfrute de la democracia. Todas ellas y todos ellos tienen algún «casico» que contar, y los que no la vivieron seguro saben de alguno que les han contado, o tal vez han oído hablar de la famosa discoteca CIMA.

La CIMA se mantiene a día de hoy en la memoria como trabajo, música, amores, amigos, diversión… Nos dejó olores, sabores, sonidos y también algún que otro restregón. La CIMA nos entró por todos los sentidos, así que valga este escrito para dar un homenaje primero a todas y todos los que ya partieron y a toda la gente que hoy mantiene ese recuerdo entrañable hacia aquella época en que se quedaba para ir a la CIMA. Fueron las personas las que hicieron posible que hoy se recuerden con tan buen rollo aquellos años en la discoteca.

En fin, son las cosas de los fines de semana en un pueblo, en una comarca, asuntos de poca importancia, que van tejiendo hilada a hilada parte de la historia… de nuestra historia.

Por cierto, y por si alguien lo desconoce, el nombre de la discoteca son las siglas del Centro Instructivo Músical la Armónica, «El Litro». Fue gracias a la iniciativa de la Junta Directiva de aquel tiempo y a la colaboración y esfuerzo de socios y simpatizantes que la Discoteca CIMA se convirtió en realidad y se mantuvo durante años como el referente para la diversión de varias generaciones de jóvenes. Por eso, cuando se cumplen exactamente 50 años de su inauguración, se va a celebrar en los Jardines de la Armónica un evento conmemorativo de este aniversario. 

Así, Viachén se transformará para la ocasión, justo 50 años después de aquel 25 de agosto de 1973, en una pista de baile para rendir homenaje a los precursores de aquella maravillosa idea y volver a disfrutar de la música con la que tantos de nosotros crecimos. Gracias a todos y a todas por acompañarnos en este viaje. 

Mª José Pérez Carrascosa
En la CIMA me colé

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